Capítulo 6

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Ares
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-Carajo, pero si él se lo buscó.

El día anterior me divertí haciendo enojar a Ross, pero al parecer a nadie más le pareció divertido, no es mi culpa que ese mimado haya echo parte de mi vida imposible. Mi mejor amigo se molestó por molestar a ese bicho rico, no es que le tuviera envidia, ni nada, solo lo odiaba.

-¿Qué te hizo para tratarlo así?

-Carajo Max, simplemente vi la oportunidad y la tomé, cierra la boca.

Max hacía muchas preguntas acerca de mi molestia hacia Ross, las clases se hacían cada vez más largas, por los estúpidos regaños. Cuando me pude librar de Max y de mi mejor amigo, me fui hacia el estacionamiento a fumar un rato, era receso después de todo.

Me recargué en un auto gris, no le molestará al dueño que me siente en el cofre un rato, no es de nadie importante, si fuera de alguno de Reinas tendría una corona o una bandera latina, si fuera de Chase, ni siquiera sería de él, si fuera de algún docente, me daría igual y si fuera de alguien más, también me daría igual. Además no era mi culpa que fuese el único auto que estaba bajo una deliciosa sombra.

Saqué un cigarro de la cajetilla y mi encendedor, encendí el segundo al momento en el que me lleve a la boca el cigarro.

-Es un área libre de humo Strano.

-¿Y tú eres? -Al exhalar el humo, alcé la cabeza y sonreí con arrogancia.-Hola Caro, no sabía que estabas interesada en mi.

-¿Qué te hace pensar eso? -Caro frunció levemente el ceño.

-Viniste hasta aquí, sola, para informarme que no debo de fumar.-Volví a aspirar y exhalar el contenido del cigarro.-Tienes suerte de que sea homosexual.

-Y doy gracias porque sea así.-Contestó con una sonrisa.-Por favor respeta las reglas Strano.

-Gracias por recordármelo pero yo no veo ningún cartel que diga lo que me estas diciendo.

-Lo sé, sólo quería recordártelo ya que por cada exhalada de cigarro se muere una neurona, así que a este paso, te lo voy a estar recordando seguido.-Habló con frialdad y después cambio su tono a uno dulce. -Quiero hablarte de algo pero primero apaga ese cigarro.

-¿Y si no quiero?

Carolina me miró detenidamente, sabía a lo que venía, no solo a joderme. Rodé los ojos y apagué el cigarro en la pared, para después arrojarlo al bote de basura que estaba al lado, por alguna razón. Guardé mi cajetilla y el encendedor. Al mirarla, tenía una sonrisa de victoria.

-Lo apagué porque no me dejas disfrutarlo. 

-Gracias Strano.

Desconocía si le agradaba a Carolina, ella me agradaba, aunque se mostrara lo contrario.

-Quiero hablarte de cierto chico Strano.

-Depende, ¿cuál de todos?, si te refieres a Krunt, corté todo lazo con él y las relaciones serias no son lo mío, si te refieres a Grus, ya le pedí perdón por arruinar su relación, sabes que soy el amante más solicitado y si te refieres a Frank Bell, dile que no le diré a nadie de su inexperiencia en dar...

-No, no es ninguno de ellos Strano.-Carolina sacudió ligeramente la cabeza.-Para empezar ni siquiera es ninguno de...

-¡Ya le pedí perdón a Melissa!, te juro que no sabía que era su primo, y ya no me gustan los mayores, es guapo y todo pero, ya corté todo lazo con él, y le dije que no me volviera a buscar.-Dije interrumpiéndola con los ojos abiertos, si tan solo hubiera visto su cartera antes de tener esa cita.

Sentimientos clandestinosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora