Capítulo 4

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Max
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-¡Por favor tía hermosa y querida!, préstame el carro por favor, prometo devolverlo en buenas condiciones.

-No.

-Por favor tía.-dije haciendo ojos de cachorro.

-He dicho que no.

-Tío Lou.-dije mirándolo mientras le daba un sorbo a su taza de té.-Por favor.

-Vamos amor, el chico va a cumplir diecinueve la semana que viene. -contestó sin despegar la vista en el periódico.

-¿De quién es el carro, tuyo o mío?-tía Raquel hizo los ojos chicos.

-Hazle caso a tu tía, Max.-tío Louise le dio vuelta a la siguiente página del periódico.

-No usarás mi carro hasta que tengas tu licencia de manejo, puedes irte en bicicleta.-tía Raquel se cruzó de brazos.

-Podría pero quiero llegar a la escuela en carro.-repetí.

La razón por la que quería usar el carro, era para esperar toda la tarde en la escuela para saber quién era Jameson Sanger, además de dar una vuelta con Ares y Marlene.

-Las llaves de mi camioneta están en la mesa enfrente de la chimenea, si veo un rasguño olvídate de volver a tocarla.-dijo tío Louis bajando el periódico. En seguida le sonreí y salí corriendo hasta la mesa donde se encontraban las llaves.

Mi tía Raquel le gritaba al tío Louis, sabía que mi tía no confiaba en mi por mi expediente y por lo que había pasado en Seik, también porque Paul le dijo accidentalmente que había entrado a su pandilla. Al tomar las llaves de la mesa me regresé a la cocina con las llaves en mano.

-Gracias tío Louis, prometo cuidarlo con mi vida.

Raquel tenía las mejillas rojas de coraje.-¿Ya viste lo que ocasionas?

-Por favor, amor. Es un muchacho responsable, no le hará daño salir en la camioneta.

-No tiene licencia.-dijo firmemente Raquel.

-Ni tu tenias cuando nos escapamos a la playa de Seat. Además teníamos 17 años, querida.-dijo Louis levantando una ceja.

-Era irresponsable.-se defendió Raquel-Además ni si quiera sabes conducir Max.

-De echo si sabe, práctico durante el verano en su colegio.

-¿Cómo sabes eso amor?

-Porque tu hermana me dijo por cartas.

Tía Raquel hizo una cara indignada, le molestaba no enterarse de asuntos familiares. Frunció el ceño y me miró con amenaza.

-¿Y si se va a otro lado?, como nosotros amor. No queremos que pase un accidente.

-Tía, en primer lugar no tomo alcohol los martes, dos: me memorice la ruta de ida y de regreso desde aquí a la escuela, no conozco otras rutas,  tres: sé conducir aunque no tenga mi licencia y cuatro: si te preocupa que me escape con alguien no tiene caso porque no me gusta nadie.

-Ya vez Raquel, deja al muchacho.-tío Louis sonrió mirándola-,Podrías llevarme al trabajo y cuando acabe podríamos salir los dos.

-Salgo tarde de mi trabajo querido.-tía Raque seguía mirándome con desconfianza.

-Te esperaré en tu trabajo, de todos modos me gusta verte trabajar, no dejas de tocarte la mejilla cuando llegan clientes.

Tía Raquel y tío Louis eran una pareja particular. Raquel se enojaba con facilidad y era muy terca. Louis era tranquilo y difícil de hacerlo enojar. Su matrimonio era muy lindo, aún cuando se enojaban se seguían queriendo y hacían lo posible para estar bien. Eran muy felices juntos.

Sentimientos clandestinosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora