Capítulo cinco

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Luego de un largo viaje, por fin estaban aterrizando en territorio Sur Coreano. Chan miró al chico que dormía en su hombro y suspiró. Con leves sacudidas en su hombro lo hizo despertar.

–Lix, hemos llegado. Despierta.

El rubio lo miró y se incorporo tallando sus ojos con sus puños.

–No sé ni para qué estoy aquí –se quejo luego de bajar del avión.

–No pensaba dejarte solo en casa, sé que puedes cuidarte solo, pero no tengo idea de que sucede con mi familia y no sé cuanto tiempo me tenga que quedar.

–Lo entiendo, pero...

–Prometo que te enviaré a Australia sino te sientes cómodo aquí. –le dijo recogiendo su equipaje. –Aparte es una oportunidad para presentarte a mis padres y no sé... –le dio una mirada pícara. –Tal vez encuentres un Alfa con quien pasar estos días.

–¡Christopher! Eres un cerdo.

Riendo salieron del lugar en busca de un taxi que los acercara a su destino. Una vez llegaron, Chan se encargo de tomar los bolsos y siendo seguido por Felix, se adentraron en el bosque.

–¿No pueden tener un camino, no lo sé, más accesible?

–No llevamos ni 10 minutos caminando y ya escucho tus quejas.

–Es una jodida montaña, Chan.

–No me había dado cuenta.

Felix un poco indignado, decidió seguir en silencio al Alfa, soltando unos pequeños quejidos cuando su pie se atascaba entre las grandes piedras que había en el camino. Después de varias horas caminando, el rubio pudo observar a lo lejos algunas cabañas y sonrió.

–¿Es aquí? –recibió un pequeño asentamiento de parte de Chan.

–Bienvenido a la Manada Bang.

El chico observo todo con grandes ojos, el atardecer le daba una hermosa vista. Algunas personas lograron reconocer a Bang Chan, acercándose a saludarlo con un poco de esperanza en sus rostros, lo que preocupo más al chico.

–Es un alivio que hayas regresado, hijo.

–Señora Seo, que gusto volver a verla. –le dijo abrazando a la Omega. –Vine en cuanto me llamaron, ¿qué fue lo que paso?

–Es mejor que lo veas por ti mismo, el Líder debe estar esperándote. Lo siento mucho, Chan.

–¿Mis padres están en casa?

La mujer asintió. –Gracias por venir.

Una vez la mujer se dio media vuelta, con una mirada le dijo a Felix que lo siguiera. Tomando de nuevo los bolsos, empezó a caminar a la cabaña del Líder, pero se vio nuevamente interrumpido al escuchar unos gritos.

–¡Dawn, no sueltes las tablas! –a lo lejos pudo observar como un chico se acercaba corriendo con un cachorro en brazos. –¡Dawn!

Observo como el mencionado volteaba confundido, tratando de sostener algunas tablas con una soga. Chan abrió sus ojos cuando al chico se le soltó la soga de las manos y cuando menos lo pensó soltó las bolsas y corrió en su dirección.

–Mierda, ¡cuidado!

–¡Jeongin!

El chico grito nuevamente, antes de llegar junto al pequeño que no había visto Chan, y se hincó a modo que los dos cachorros quedaran protegidos entre sus brazos. Las tablas se soltaron con la fuerte sacudida que le dio Dawn a la soga.

–¡Seungmin!

Fue lo que escuchó el chico antes de aguantar la respiración, esperando sentir el impacto, el cual no llegó. En su lugar, un fuerte aroma a tierra mojada y pino lo envolvió, junto con unos grandes brazos que los rodearon a los tres.

–¡Christopher! –gritó Felix acercándose junto con otros Alfas, los cuales empezaron a quitar las tablas que cayeron en su espalda.

Los sollozos de los cachorros alarmaron a Seungmin, quien soltando lágrimas, empezó a revisarlos.

–¿Están bien?, no les paso nada, ¿verdad? –dijo abrazándolos de nuevo. –Jeongin, no vuelvas a correr de esa manera, ¿lo prometes? Me diste un susto de muerte, bebé. ¿Y si te hubiera pasado algo? Yo... ¿Cómo le iba explicar a...

Unos quejidos detrás de él lo interrumpieron, dándose vuelta al instante sintió como las manos en su cintura caían al piso, junto con el dueño de estas.

–Hay dios, ¿Te encuentras bien? ¿Cuantos dedos vez? –dijo enseñándole su mano derecha.

–Cinco. –dijo Chan en un susurró.

–¿Cómo se te ocurre hacer eso? ¿Eres idiota acaso? –llegó el rubio a su lado, dándole manotazos en el pecho. –Te juro que si eso no te mataba, lo iba hacer yo.

–Auch, Felix, eso duele.

–Claro que duele, te cayeron como veinte tablas encima, animal.

–Omega exagerado.

–De verdad lo siento mucho, yo no quería que pasara esto. Jeongin sólo corrió y yo... –soltó un sollozo apretando más al cachorro entre sus brazos. –Lo siento. Lo siento mucho.

–Hey, tranquilo. Me alegro que los tres estén bien.

–El que tiene que pedir disculpas soy yo, sino hubiera soltado las tablas esto no hubiera pasado. –dijo Dawn acercándose a Seungmin.

–Dawn, yo...

–Tranquilo, lo que importa ahora es que tú y los cachorros están bien. Ahora hay que llevarte a la enfermería amigo. –le tendió una mano que Chan acepto, levantándose con ayuda de otros Alfas. –Te agradezco lo que hiciste, y lo siento por mi descuido.

–Minnie, Alfa sangra. –señaló Jeongin su espalda cuando estuvo de pie. Eso asustó más al Omega, que soltó más lágrimas. –Quiero ir con Alfa.

–Jeongin, tengo que llevarte a casa, bebé.

–Alfa, quiero Alfa. –lloró extendiendo sus brazos.

–Seungmin, pueden venir. Es mejor que los revise el doctor.

Los Alfas tomaron camino primero, seguido de Felix quien recogió sus bolsos y por último Seungmin, quien tomó en brazos a San, el cual ya se había calmado y miraba a su alrededor curioso.

–Innie, iremos con ellos, pero por favor no sueltes mi mano, ¿de acuerdo? –el cachorro asintió feliz, limpiando sus lágrimas.

Una vez llegaron a la enfermería, el doctor atendió las heridas de Chan, por suerte sólo eran superficiales. Luego de desinfectar la zona, le puso algunas vendas y le entregó algunos calmantes para el dolor.

–No tienes fracturas, si por la noche el dolor no te deja dormir, toma una. –le extendió una bolsita con dos píldoras. –Puedes venir mañana para cambiar el vendaje, o puedes hacerlo en casa.

–Gracias, doctor.

–No es nada, iré a revisar a los cachorros. Con permiso.

Si hay algunos errores, perdonen

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Si hay algunos errores, perdonen. Empezaré de nuevo con las actualizaciones, espero les esté gustando.

Reasons for Falling in Love | CHANMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora