Capítulo diez

362 67 6
                                    

Cuando Chan salió de casa se encontró con la espalda del Alfa, silencioso se acercó.

–¿Listo para el recorrido? –preguntó a su lado.

–Empezaremos por aquí –señaló a su derecha. –Visitaremos en su mayoría a los omegas y cachorros. Te presentaré a las familias que no conozcas.

Con un asentimiento de parte de Chan, se pusieron en marcha. Una familia de 3 fue la primera que lo recibió, un Alfa, un beta y un cachorro no mayor a los diez años. Se presentó como el hijo del Alfa Bang y en seguida le dieron su más sentido pésame.

Así estuvieron gran parte de la mañana, terminando en la casa de la señora Seo.

–Chan, hijo –dijo abrazándolo alegremente. –Pasen, pasen.

–Con permiso.

Dentro se encontraron con Changbin, su nieto. Este al ver a los alfas entrar a la sala se levantó del sillón y saludó a Minho.

–Lee –le ofreció la mano.

–Seo –dijo seco devolviendo el gesto. Era bien sabido, no sólo para ellos, que hasta el momento no soportaban la presencia del otro. –Quiero presentarte a Bang Chan, hijo del Alfa, aunque seguramente lo recuerdes.

–Lo hago. Seo Changbin, un gusto –el otro asintió. –Supongo que la visita se debe para presentarte como el nuevo Alfa, ¿no?

–Así es, estoy tratando de conocerlos a todos y recordar a los viejos amigos.

–Por supuesto.

La plática se extendió cuando la señora Seo les ofreció un poco de té. Chan le terminó contando lo que había echo estos años en Australia, sobre Felix y que hasta el momento no había encontrado una pareja. Después de unas horas, decidieron volver al recorrido.

–Muchas gracias por recibirnos.

–No es problema muchacho, saben que están en su casa.

Los cuatro salieron a la calle y se despidieron.

–¿Por qué no vas con ellos, Changbin? –la abuela habló antes de que los alfas tomarán su camino.

–No creo que sea correcto, además tengo cosas que hacer –negó rápidamente.

–Seguro irás con el omega –Minho al entender de quien hablaban apretó los dientes para reprimir sus gruñidos. –Anda, te hace falta convivir con alfas, hijo. Puedes ver a Jisungie después.

–Tiene razón, lo más probable es que esté con Felix –interrumpió Chan. –Y a nosotros no nos molesta que nos acompañes, entre más mejor, ¿verdad, Minho?

–Claro, será mejor darle su espacio a los omegas.

Con un suspiro pesado aceptó, despidiéndose los tres de la abuela.

–¿Qué lugares faltan de visitar?

–Falta la panadería, la casa hogar, la enfermería aunque ese lugar fue el primer destino de Chan en la manada –el mencionado soltó una risa. –Y darle una vuelta a las cabañas que están en construcción para presentarle a los que faltan –explicó Minho.

Los otros dos asintieron.

–Estoy ansioso porque pruebes las galletas de la Señora Kim. No es por nada, pero son las mejores –Minho explicaba emocionado una vez estuvieron frente a la vieja cabaña.

El olor a pan recién horneado y chocolate llegó a sus fosas nasales cuando entraron. Había dos mesas con cuatro sillas cada una, un pequeño mueble donde se encontraba una caja registradora, y una vitrina donde había tartas, gelatinas de colores, pan glaseado de diferentes tamaños y formas; y sobre esta, pequeñas cajitas transparentes donde se podían apreciar las famosas galletas que mencionó Minho.

Reasons for Falling in Love | CHANMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora