Maratón 1/3
6 septiembre 2020
Sonó el despertador a las 7.00 am. Me había acostumbrado tanto a levantarme tarde en verano que ya no recordaba lo molesto que era aquel sonido. Estuve a punto de un golpe para ver si se callaba. Pero era el primer día de instituto. Si llegaba tarde los profesores me tendrían manía desde el principio. Y la verdad es que refería que eso ocurriera más adelante.
Después de repasar todas las excusas posibles que poner para no levantarme me di cuenta que no tenía escapatoria. Tenía que ir al instituto. Así que me incorporé, y fui al baño a lavarme la cara.
Cuando elegí el modelito que ponerme (que me llevó bastante tiempo por cierto) bajé las escaleras hambrienta por desayunar. La noche anterior habíamos cenado espinacas, un plato que no me entusiasmaba demasiado, por eso mi padre se cenó lo suyo, y parte de lo mío.
Cuando entré en la cocina mi madre estaba friendo bacon. Me giré hacia la mesa y vi que también había tostadas. Qué hambre. A penas iba a quedar para ellos.
- Buenos días mamá - Me acerqué y le di un beso en la mejilla.
Al ver que no estaba mi padre supuse que ya se había ido a trabajar.
- ¿Lista para el primer día? Te veo muy tranquila.
- Lista. Aunque no me gusta la idea de practicar el deporte de riesgo que supone madrugar todos los días.
- Por dios Mackenzie - mi madre puso los ojos en blanco - mira que eres exagerada.
Me encogí de hombros y empecé a desayunar. Mientras, pensé en las cosas que debería haber hecho el día anterior. Una de ellas era la mochila y... spoiler, no la había hecho.
- ¿A qué hora pasa el bus? - mi madre se giró hacia mí.
Automáticamente encendí el móvil para ver qué hora era.
_ ¡Mierda! En 5 minutos.
Me levanté rápido de la mesa y me metí en la boca el último trozo de tostada que me quedaba mientras salía de la cocina.
Subí rápidamente las escaleras y metí los libros en la mochila. Volví a mirar la hora. Quedaban 3 minutos para que pasara el bus. Sólo me faltaba lavarme los dientes, así que lo hice lo más rápido que pude. Me eché un poco de colonia con olor a vainilla y bajé las escaleras casi de dos en dos.
- Adiós mamá, luego te llamo.
- Adiós cie...
Cerré de un portazo antes de que le diera tiempo a responder. La parada estaba a unos pocos minutos de mi casa. Pero aun así me iba a tocar correr. Así que, a pesar de mi escasa capacidad para hacer deporte corrí como si me estuviese esperando un plato de pasta al final del camino.
Llegué a tiempo. Además había más gente esperando en la parada, así que pude dejar de correr antes de llegar para no parecer una pirada.
Fui la última en subir, así que no quedaban muchos sitios libres. Una chica debió darse cuenta de que era nueva, porque me hizo un gesto con la mano para que me sentase junto a ella.
- Gracias - sonreí y me senté.
- ¿Eres nueva verdad? - me devolvió la sonrisa.
No pude evitar soltar una ligera risa. Pues sí. Se había dado cuenta.
- ¿Tanto se nota?
- Has llegado la última. Un tanto desorientada. Y estoy segura de que esos segundos que has estado buscando donde sentarte se te han hecho eternos.
Me quedé sorprendida. ¿Habría notado el resto del autobús lo mismo que ella?
- Y tanto. Parecía que no me fuese a sentar nunca. Me has salvado la verdad.
- Emma. Tu salvadora. Un placer.
- Mackenzie. La nueva y desorientada alumna. El placer es mío.
Las dos echamos a reír.
- Y bien... ¿qué te ha hecho querer cambiar de instituto?
- Mi padre es productor de películas. Le ofrecieron un nuevo trabajo y aquí estoy. Me mudé hace 4 días.
- Osea que... ¿todavía no has visitado la ciudad?
- Nada de nada - negué con la cabeza.
El autobús acababa de parar en la puerta del instituto. Todos empezaron a bajar de él y nosotras los seguimos.
- ¿Qué haces hoy? - se giró hacia mí ansiosa.
- Supongo que estaré en casa toda la tarde.
- De eso nada. Dame tu móvil.
Me gustaba esta chica. Estaba segura de que nos haríamos grandes amigas. Saqué el móvil de mi bolsillo y enseguida me lo quitó de las manos. Se metió en contactos y guardó su número bajo el nombre de "Salvadora Emma". Se me escapó una risa y me guiñó un ojo.
- Muchos chicos se pelearían por él - bajó delante de mí del bus.
La verdad es que no lo dudaba. Era guapísima. No muy alta. Con los ojos color café. Tenía el pelo rizado, de un color castaño claro y con mechas tirando a rubias.
- Entonces lo esconderé bien - nos acercamos a la puerta del instituto dispuestas a entrar.
- Nos vemos a las 16:30 en tu casa. Envíame la dirección.
Nos conocíamos de unos minutos y ya me sentía como si la conociera de antes.
- Hecho.
Se di la vuelta dispuesta a irse.
- Emma - se dio la vuelta - Gracias, Salvadora.
- No hay por qué darlas - Sonriendo, me guiñó el ojo y se perdió entre la multitud de gente que recorría de arriba a abajo el pasillo.
Cuando encontré mi clase y entré, vi que todavía quedaban muchos sitios libres. Los del fondo estaban todos cogidos, así que, por no dar mucho el cante decidiendo de pie qué sitio escoger me senté en segunda fila.
A mi izquierda había sentada una chica rubia. Tenía la vista clavada en el móvil, y como ni se inmutó cuando me senté junto a ella decidí no molestarla para presentarme.
5 minutos después la clase estaba prácticamente completa. Sonó el timbre y entró un hombre de pelo canoso, de media altura, y un maletín.
- Buenos días. Soy el señor Brown, vuestro tutor y profesor de literatura este curso. Cualquier duda o problema que os surja podréis consultarlo conmigo. Me encontraré en este aula todos los días al finalizar las clases de 14:30 a 17:30.
De pronto el profesor se giró y las miradas de toda la clase se dirigieron a la puerta. Había un chico alto, de pelo castaño y rizado apoyado en el marco de la puerta.
Aprovechó la parada que hizo el profesor por su llegada para entrar en clase. Ni siguiera pidió disculpas. Se dirigió al fondo y se sentó mientras chocaba los puños con los compañeros que se encontraban a su lado.
Puse los ojos en blanco. Vaya un chulo. Seguro que era el típico que iba de malote. Volví la vista hacia el profesor mientras sacaba una agenda y un boli para tomar algunos apuntes.
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Te Reto A Enamorarte
RomanceMackenzie, una joven de 17 años, se muda a Hollywood, donde terminará su último curso de instituto. Lo que ella no sabe es, que su nueva vida en la ciudad, le hará renunciar a cosas del pasado, experimentando cosas que nunca había sentido. ¿Consegu...