Mini Maratón 2/2
Cuando el avión aterrizó eran las 12:04. Me había quedado dormida al poco tiempo de despegar, pero no duré mucho. Las turbulencias me despertaron y al rato me provocaron náuseas. Ni queriendo habría tenido tiempo para pensar en Logan, ni en quién era esa chica que me había descolgado la llamada.
Al bajar del avión lo primero que hice fue ir al baño. Abrí el grifo y me mojé la cara y la nuca. Necesitaba refrescarme. Vaya mareo. Me quedé unos segundos mirándome en el espejo mientras las gotas de agua caían por mi rostro hasta que vi a mi madre entrar en el baño.
- ¿Estás mejor?- Se acercó y me retiró el pelo de la cara haciéndome una coleta.
- Sí. Sólo necesitaba refrescarme.
- Ha sido un viaje un poco movido ¿verdad?
- ¿Movido? Mamá. Parecía que fuésemos en una montaña rusa.
- Ay Mackenzie... Tú y tu sentido del humor - ladeó la cabeza mientras me sonreía- Anda vamos, nos espera un taxi en la puerta.
Me sequé un poco la cara y seguí a mi madre.
En cuanto se abrieron las puertas a la salido del aeropuerto vimos a un hombre sujetando un cartel en el ponía "Familia Thompson". Pensé en lo elegante que iba el taxista. Me sentía como si me viniesen a recoger de la mismísima casa blanca.
Mi madre se dirigió corriendo al taxi. Papá y yo nos miramos sacudiendo la cabeza y comenzamos a reír. Se debió de pensar que alguien nos lo quitaría, a pesar del claro cartel que sostenía el taxista.
El viaje en taxi a penas duró 30 minutos. Me tiré todo el camino mirando por la ventanilla y pensando en todo el tiempo que pasaría en la playa. Había olas increíbles, aunque no sabía surfear. Esperaba aprender, siempre había querido.
Cuando el coche paró frente a nuestra nueva casa me quedé boquiabierta. ¿Cómo no me habían enseñado fotos antes? Era un chalet blanco con ventanales grandes. Tenía una palmera a cada lado, eran tan altas que llegaban a la altura de los balcones.
Fui la primera en entrar. Estaba emocionada. Y quería ser la primera en escoger habitación, ya que como Dylan estaba en la universidad no tendría elección al volver.
La entrada conectaba directamente con el salón. Me quedé embobada mirando al techo, era altísimo. A la derecha estaban las escaleras que llevaban a las habitaciones. Sin importar qué más hubiese en la planta en la que me encontraba las subí corriendo.
Había habitaciones tanto a la derecha como a la izquierda. Decidí empezar viendo las de la izquierda.
El cuarto más cercano a las escaleras era el de invitados. Lo supe porque la mesilla que había al lado de la cama era la que siempre habíamos tenido en la habitación de invitados de nuestra casa. Además, las cajas que había encima de la cama no eran las mías.Justo en frente, había un baño, era bastante grande. Tenía dos lavabos individuales, un espejo grande, y la ducha.
De momento no tenía queja alguna por habernos mudado.
Sólo me quedaba una habitación a ese lado de la casa. ¿Sería la mía? La puerta estaba cerrada. En cuanto la abrí me llevé las manos a la boca sorprendida. Entré lentamente intentando apreciar cada detalle. El balcón daba al patio trasero de la casa. A la derecha estaba la cama. Era el doble que la mía, cabían dos personas más en ella.
En la parte izquierda de la habitación había dos puertas. Abrí la primera. Era un baño. Espera ¿qué? ¿Iba a tener un baño individual? La cosa no podía ir mejor. Abrí la segunda puerta.
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Te Reto A Enamorarte
RomanceMackenzie, una joven de 17 años, se muda a Hollywood, donde terminará su último curso de instituto. Lo que ella no sabe es, que su nueva vida en la ciudad, le hará renunciar a cosas del pasado, experimentando cosas que nunca había sentido. ¿Consegu...