Capítulo 9: Niño

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—"¿Mamá? ¿Papá? Porfavor vengan a ayudarnos, se los ruego. No... no... ellos no van a poder"— pensaba, con mucho dolor, N pudo acercar su mano hasta su cara— "M-Mis manos ¿E-Están... están rojas? Es sangre... es mi, propia sangre. Es roja... al igual que el color de su cabello... rojo, más rojo que el cabello de cualquier otra mujer, ese mismo color está manchando mis manos..."— reflexionó— "Es roja, igual al cabello de mi hermana cuando eramos niños, es igual al de mamá..."

—Mi querida Akira, de verdad gracias por darme tu virginidad, fue lo mejor— subiendo su pantalón, toma el rostro de Akira con una mano y le da un beso en la mejilla— Muy bien señores ahora hay que...— antes de que pudiera terminar de hablar, N, quien apenas levantaba su brazo, le dispar a Robert en la oreja que tenía su zarcillo.

—¡Desgraciado!— exclamó unos de los guardias acercándose a N, quitándole el arma para posterior, partirle el brazo.

—Descarado, N lo siento, pero ya tu hermana la hice mía, la convertí en mi mujer y no solo eso, fui su primera experiencia y una de las mejores... De tal manera que nunca me olvidará— responde orgulloso mientras apretaba su oreja con un pañuelo— Será mejor que te olvides de que podrás matarme. Ahora, señores, salgamos de esta pocilga— su teléfono comienza a vibrar— ¿Andrés acaba de llegar? Traigan a las demás, no lo hagamos esperar— caminando hacia las escaleras.

Andrés leía el mensaje del guardia y vio a Robert salir del metro— Robert, ¿qué le ha pasado?— ocultando su teléfono.

—No es importante— comentó, aún continua haciendo presión en su oreja viendo como los guardias subían a la mercancía.

—Pero Señor, ¿porqué dejamos a Akira y N?

—No voy a entregar mercancía que no sirve, además— entrando a la limusina — Tenemos todavía a la niña... No creo que le vaya a molestar.

—Sí... Lo entiendo Señor Clark— dijo aquel guardia por teléfono con su jefe— Se lo agradezco...— colgando la llamada, camina para entrar a la limusina y fue detenido por Robert.

—¿Con quién estabas hablando?

—Yo...

—Robert, ha sido el Señor William quien me ha llamado, le pedí personalmente que le informara al Señor Clark el porqué salí.

—No le llevaré la contraria a eso, y supongo que no podías atender en el caso de que corrieramos una emergencia...— viendo a William— Esta bien... Entra, vamos...— apenas la puerta es cerrada bruscamente, Andrés arranca a máxima velocidad.

Todo vuelve a estar callado, han pasado horas desde que se habían dado a la fuga Robert y sus secuaces. N logra abrir los ojos a duras penas, la perdida de sangre le permitía mantenerse muy poco consciente— H-Herma...na— intentando levantar su mano— "Tengo que llegar hasta ella, no quiero... no... no debo permitir que sienta que esta sola. No quiero, no quiero eso..."— tantas cosas pasan por su cabeza, sintiendo la ira, el temor, el rencor y el resentimiento, no sabe si el dolor emocional o el físico es peor, pues en ambos, estaba demasiado mal— "No quiero no quiero no quiero, no quiero que sienta este dolor"— desesperado, N intenta arrastrarse hasta su hermana, quien seguía atada y perdida en sus pensamientos.

Su cuerpo tiene rasguños, sus ropas están destrozadas, tiene escupitajos en la cara y su entrepierna, tiene una mezcla de sangre y semen por lo que era muy viscosa, las cuerdas hicieron que las muñecas y tobillos le sangraran, al voltear su mirada veía el cuerpo profanado de María, que ya estaba blanco, y la sangre que salía de su cabeza casi seca, eso le generó un horrible trauma de Robert, y a la muerte, como si, cada cosa que ella intenta proteger, Robert llegará para matarlo o quitarle en el proceso.

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