Capítulo: Veinte

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Despídete como si fuese el fin del mundo

Porqué algún día lo va a ser

Sin perder ni un solo milisegundo, Nikolai y Ray corrieron en busca del misterioso mensajero que acababa de hacer entrega de aquella inquietante nota.

A mí me tomó un poco más de tiempo digerir lo que acababa de suceder, sin embargo, en cuanto lo asimilé, fui inmediatamente tras ellos para sumarme a la misión.

Mientras nosotros estábamos en eso, me fijé en Kayn, quien no se molestó en ofrecer su ayuda, simplemente se acomodó en un asiento de la bodega, como si estuviera seguro de que nuestros esfuerzos serían inútiles.

Y, como parecía ya ser costumbre, el rubio estuvo en lo correcto.

Al salir, recorrimos todo el perímetro en busca del extraño sujeto, no obstante, fue como si la Tierra se lo hubiese tragado.

No había rastro de él por ninguna parte.

—¡Joder! —exclamó Ray, justo después de cerrar la puerta de un portazo—. Ese hijo de puta debe ser un maldito integrante de "Los siete fantásticos", ¡¿Como mierda fue que logró zafarse sin dejar rastro alguno?!

—No lo sé —Nikolai se pasó una mano por el cabello en un gesto que denotaba su claro estado de estrés—. Llegado este punto, si me dices que el sujeto tiene superpoderes, estoy que me lo creo.

—Lo que yo creo, es que el único superpoder que tiene, es ser más listo que ustedes dos juntos.

Todos nos giramos hacia Kayn.

—Iluminanos, Einstein —el británico lo incitó a continuar.

—Escapó por el bosque —dijo con simpleza.

—¿Cómo es que estás tan seguro? —Nikolai lo puso en duda.

El rubio lo miró, un poco *cof cof* BASTANTE irritado.

—Porque eso es lo que haría alguien con el más mínimo coeficiente intelectual —explicó con cierto tono de desagrado—. Es EVIDENTE, que si estás siendo perseguido, correrás hacia el puto laberinto que tienes a tu izquierda.

—Puede ser, pero aún así no tiene sentido que no lo hayamos encontrado. Con el poco tiempo que tuvo, es imposible que haya huido hacia lo más profundo del bosque, con suerte ha de haber alcanzado la zona externa, y nosotros ya revisamos ese sector —contrapuso Ray—. Debimos de haber dado con él.

El alemán rió.

—Oh, amigo, tú ya sabes lo sencillo que resulta esconder cosas en el bosque, ¿Qué te hace pensar que no es igual de fácil esconderse en él? —sonrió de aquella manera que lo caracterizaba—. Además, es seguro que no vino acá sin un plan de antemano. Él ya tenía más que clara su huida antes de su llegada.

El pelinegro no alegó nada más, sabía que su amigo estaba en lo correcto. Aquel último punto lo había convencido.

—Bueno, no importa, en realidad ese es el menor de nuestros problemas —se volteó hacia mí—. Aún hay que resolver qué mierda hace ella en esta puta foto.

Esa era una pregunta que ni "Yahoo Respuestas" podía responder.

Es que no tenía sentido. Iba en contra de todo lo que habían planeado.

"—Piensa Moore, ¿Por qué crees que tu abuelo te metió a este instituto? —me habían preguntado en el vestidor".

Solo había una respuesta:

HIJOS DEL PECADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora