Capítulo: Cinco

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La curiosidad mató al gato...

Tenemos suerte de no ser gatos

—¿Viste lo que acaba de pasar? —pregunté analizando lo ocurrido.

Félix me guiñó un ojo. Sin embargo no se sintió como un gesto coqueto sino uno desafiante, como si inconscientemente estuviese diciendo "Soy Lex Luthor, prepárate para morir".

—Vaya que lo vi —siguió el camino con la mirada, igual de estupefacto que yo—. ¿De qué hablaban?

¿De qué hablábamos? Pues la verdad ni yo tenía idea. Había comenzado como una simple conversación sobre un libro y terminó con unas cuantas indirectas algo directas que no supe interpretar.

En caso de que en verdad sus palabras hubiesen tenido un mensaje entre líneas ¿Porque querría intimidarme? Resultaba ilógico. Yo no era una amenaza para nadie en aquel lugar. Todos me superan no solo en belleza, sino también en dinero y por tanto poder. Yo era la nada misma en comparación con los que parecían ser los próximos líderes del planeta.

—No lo sé —respondí absorta en mis conspiraciones.

Debía haber algo que diera explicación a lo que creí haber interpretado. Resultaba difícil pensar que todo aquello se tratara de una mera coincidencia. En primer lugar están sus "ex–amigos", quienes parecían tener una especie de deja vú cada que me veían. Y luego llega él, amenazándome aparentemente sin algún motivo válido.

Podían ser simples ideas mal interpretadas por mi cabeza buscando por doquier un medio con el cual mantenerme ocupada y distraerse, sin embargo yo no lo creía así, había algo más ¿Estaba dispuesta a descubrirlo?

—¿Qué sabes sobre él? —interrogué en busca de información.

—¿Sobre Félix? —no quitó la vista del pasillo aunque ya nadie se encontraba allí.

—No, sobre Michael Fassbender —dije sarcástica al tiempo que rodaba los ojos—. ¡Si Clint! Sobre Félix.

—No sé demasiado —por fin logró centrar su atención en mí—. Solía ser amigo de Nikolai, Ray y Kayn, pero se distanció justo antes de que todo el drama comenzara. Ahora es presidente de todo lo que requiera un líder y por alguna razón el mundo completo parece amarlo.

—¿Eso te incluye?

—Ni muerto formaría parte de su club de fans —puso cara de asco, dando a entender que el solo pensarlo le producía repulsión—. No me fío de él, siento que oculta demasiado.

—Yo también lo creo —me alegró tener a alguien que estuviera de acuerdo.

—Escucha —suspiro poniéndose serio—. Diré algo que muy poca gente sabe, pero debes prometer que no se lo dirás a nadie más ¿Prometido?

—Prometido —asentí—. Eres mi único amigo acá ¿A quien más le diría? ¿Al demonio de mi habitación?

Bueno, tenía a Ivette y Jane para contarles, pero sería incapaz de hacerlo. Revelar un secreto que prometí no contar, va en contra de cualquier código. Básicamente es un pecado capital.

—¿Me consideras tu amigo? —mostró una sonrisa de oreja a oreja que lo hizo lucir más tierno de lo que ya era—. Me siento especial, alguien me considera su amigo y no es por conveniencia ni por imagen. Debo conmemorar este momento, es un día para la historia ¿Sabes? Tenemos que nombrar esta fecha como nuestro aniversario, algo así como...

—¡Clint! —me vi obligada a frenar su rollo—. Enfócate

—No me cortes la inspiración mujer —la mirada láser que recibió de mi parte debió darle un indicio de mi poca paciencia, pues no tardó en ceder—. Ay, que aburrida. De todas formas, no creo que este sea el lugar adecuado para contártelo, alguien podría oírnos.

HIJOS DEL PECADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora