La mudanza (el recuento del pasado)

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Notas: No es muy relevante oír la canción del inicio, pero se las dejo por si acaso.

CAPITULO VI – La mudanza (el recuento del pasado)

Jueves 30 de septiembre

Se levantó temprano como todos los días, se puso ropa deportiva y fue con Switfwind a correr. Por lo regular iban a Whispering Woods, un parque cerca de su casa; pero en la última semana habían optado por probar otros lugares, para no aburrirse haciendo el mismo recorrido.

Mientras recorría los grandes edificios de la ciudad, no pudo evitar pensar en dos cosas: la primera, en la gran sorpresa de sus compañeros al solicitar su día de descanso. Sin duda la más perpleja era la directora de hospital The Crystal Castle, quien con algunas reservas, aceptó la solicitud a pesar de la premura.

La segunda cosa que se había clavado en su mente y se negaba a salir, era la pianista. Le preocupó la reacción que tuvo el martes. Sin duda, el rompimiento con su ex no había sido la más suave o agradable. Parecía que aún tenía bastantes cosas que no estaban resueltas y que por ende dolían.

No pudo pensar en que serían aquellas cosas, ella en realidad no había tenido una relación seria con... nadie. Siempre estuvo enfocada en sus estudios y luego en su profesión. Si a eso le sumaba que por años estuvo batallando con descubrir y aceptar su sexualidad, eso le dejo pocas, o casi nulas ganas de iniciar algo serio con cualquiera.

Se quedó con este último pensamiento. Recordó que salió con un par de chicos antes de darse cuenta que ella no tenía ningún interés en ellos. Que su atracción era por las mujeres, que por esa razón es que sus citas siempre eran insoportables. Esto la llevó a recordar una noche en particular:

«Estaba en primer año de la universidad. Junto con su hermano, Glimmer y Bow, salieron a una fiesta del equipo de hockey. La fiesta fue divertida, pero no pasó mucho antes de que ella se quedara sola. Glimmer y Bow se habían ido juntos; Adam se encontraba coqueteando con una chica en el patio y Adora se había quedado en el sofá con una lata de cerveza, tratando de resolver como salir de ahí.

Un par de chico se le habían acercado, pero ella los había alejado con una cara de pocos amigos. Estaba harta de que todo tipo de hombres se acercara a ella y la intentaran sacar a bailar o besar. De repente, una chica de pelo castaño y piel morena se le acercó.

— También estas harta de estos perdedores —dijo

— Y el alcohol los hace más idiotas—empezó a quejarse la rubia— creen que solo porque me traen un trago y soy amable ya tendré sexo con ellos.

— Entiendo lo que dices, un pendejo intentó besarme solo porque baile un poco con él. Hasta en eso las chicas se esfuerzan más. En otra fiesta una pelirroja se portó amable, bailamos, charlamos y me llevó a casa, después me pidió mi número.

Un foco se encendió en la cabeza de Adora, vio a la chica que estaba a su lado y preguntó un poco insegura:

— ¿T-te gustaría bailar?

La otra chica levantó una ceja, después su mirada recorrió el cuerpo atlético de la rubia y con una sonrisa dijo "sí".

Al final el baile terminó en algo más. Estar con aquella castaña se sintió electrizante. Los besos con ella fueron algo que nunca sintió con algún hombre. Ese fue el día en que se declaró lesbiana y empezó a salir con diferentes chicas. Mas, aquello no pasada de una o dos noches de diversión, después de todo aún estaba sus estudios.»

Se preguntó entonces, ¿cómo sería estar con una persona más de unos días? Preocuparse por cumpleaños y aniversarios. Querer saber de la otra persona. Ayudarla a enfrentar sus miedos, festejar sus logros o consolarla ante sus pérdidas. Pasar tardes ociosas en una sala solo charlando. Ver una película y al poco tiempo tener manos errantes sobre sus cuerpos con ansias de algo mas. O preparar el desayuno para esa persona, después de una extenuante noche de pasión. Aquello era un terreno desconocido que nunca antes se atrevió a explorar.

Come BackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora