Introducción a la cartografía

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Nota: POV de Scorpia

CAPÍTULO XIV – Introducción a la cartografía

Jueves 25 de noviembre

Sus días habían ido de buenos a malos desde que corto con Catra. Su característico brillo había disminuido hasta quedar una pequeña chispa que luchaba por no apagarse. Sin embargo, fue hoy cuando sintió como esa chispa agonizaba más, dejándola con una enorme intranquilidad atrapada en su garganta.

Su mente la había poblado de toda clase de recuerdos que la dejaron atrapada en un insomnio sinfín. Lo peor fue que su cabeza la torturo con recuerdos lindos y hermosos de su pasado, para luego romperlos en cientos de pedazos con memorias dolorosas y desgarradoras

Giró sobre su cama en un último intento de recobrar el sueño robado. No lo logro. Así que, en vez de quedarse ahí tirada, se levantó de la cama y se puso ropa deportiva. Creía que si no iba a poder dormir, al menos podría aprovechar el tiempo haciendo ejercicio.

Se estaba abrochando sus tenis cuando de repente su teléfono sonó. Su ceño se frunció en seguida, vio el reloj que marcaba 4 de la mañana. ¿Quién podría ser tan temprano? Tomó su celular y su corazón se paralizo un segundo al ver la lada. Era una llamada de Etheria.

Desde su última pelea había perdido pista de la vida de Catra. Aun así, fue consciente de como un camión de mudanza se estacionó en su casa llevándose todo. Supuso que era inevitable, pero eso no evitó que su corazón aún se hundiera. La última esperanza de que pudieran regresar se apagó al ver como la casa que alguna vez consideró un hogar, hoy se encontraba vacía.

No fue complicado pensar en que Catra volvería a su tierra de origen: ahí estaba su mejor amigo, la única familia que le quedaba. Aquel lugar era todo lo que tenía, el único donde podía encontrar paz.

Presionó el botón para tomar la llamada y se quedó en silencio esperando. Algo se sentía mal.

—¿Señorita Scorpia Garnet? —preguntó una voz al otro lado de la línea

—Sí —Su voz se había secado de repente.

— Su novia, la señorita Catrina Castillo, está en el hospital Crystal Castel.

En cuanto oyó esas palabras, su respiración escapo de sus pulmones y casi tira el celular. Todos sus recuerdos empezaron a caer en cascada. Uno tras de otro se fueron proyectando en su mente: su primer encuentro en el bosque, cuando apoyó a Catra en la presentación del concurso Chopin, la primera gira de la pianista, su primer beso, su primera vez juntas. Todos esos recuerdos aparecieron en su mente en cuestión de segundos. De repente, aquellos momentos felices se estaban quemando por el dolor ardiente, que se había apoderado en su pecho, ante la posibilidad de perder, para siempre, a Catra.

Cuando despertó de su trance vio como ella estaba dentro de su carro en el aeropuerto. El cuándo había tomado la decisión de irse, se había perdido en algún lugar del mar tormentos que era su mente. No recordaba haber finalizado la llamada, y mucho menos haber tomado sus llaves y conducir hasta ahí.

Se quedó frente al asiento pensando en que es lo que estaba haciendo. Quería ver a Catra, eso era seguro. Pero después de que entrara a la habitación y la viera ¿qué seguiría? ¿Qué ganaría yendo a visitarla? ¿Recuperarla? ¿Qué volvieran? ¿Qué pasa si Catra no había cambiado, si sus metas aun eran diferentes a las suyas? ¿Ella sería capaz de renunciar a sus sueños con tal de tener a Catra devuelta?

Todas esas dudas le provocaron un enorme dolor de cabeza. Que la vida de la pianista estuviera en peligro había abierto la puerta que hace unos meses había cerrado. Gruñó para sí misma y se dijo que primero tenía que verla antes de tomar una decisión. Así que salió del automóvil y compró un boleto con destino a Etheria.

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