Un nuevo principio

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CAPITULO VII – Un nuevo principio

Lunes 4 de Octubre

Con la llegada de todas sus cosas, Catra sentía que al fin estaba viviendo otra vida. Una vida que no estuviera ligada a todo su pasado en Polonia. Tenía que admitir que también la ayuda de Adam y todos sus amigos había sido bastante útil. Estar en compañía de ese grupo la hizo parar los pensamientos melancólicos que tenía y la anclaron de nuevo al presente. Entre todos habían logrado hacerla sonreír de nuevo, algo que no creyó posible que pasara en un corto tiempo.

A pesar de eso, aún había cierta conversación que le incomodaba. Y después de una charla con Adam, está le dejó más inquieta.

«Catra fue a casa de Adam para la cena. El rubio insistió que ahora era su turno de ser el anfitrión y la pianista estuvo de acuerdo.

Cómo venganza había llegado una hora antes a la cena. Creyó que podría darle una cucharada de su propia medicina, pero el tiro le salió por la culata, ya que Adam en vez de verse molesto, la abordó con miles de preguntas sobre lo que había pasado el jueves.

—No puedo creer que sigas conservando esa cajita. —Fue lo primero que dijo Adam una vez que entraron.

Las mejillas de la pianista se tiñeron de un sutil color vino, y después puso los ojos en blanco queriendo tomar control de la situación.

—No es para tanto, cuando me mudé saqué todo de la casa de Hordak y supongo que eso se coló entre mis cosas.

Adam levantó una ceja, en señal de que no le creía.

—Claro, aquí la pregunta es ¿por qué la conservaste?

—Ya te dije, se quedó oculto entre mis cosas.

—Es eso, ¿en serio? —Catra gruñó y Adam levantó las manos en forma de rendición— Bueno, solo digo que, a lo mejor, el destino quiere que aquel regalo llegué a la persona correcta.

Catra bufó ante el comentario y luego contestó:

—Aquel regalo tenía un objetivo que nunca se cumplió. Y sabes, a lo mejor fue lo mejor; de ser diferente yo no sería lo que soy ahora.

—Tal vez, pero, creo que aún tienes que cerrar bien ese ciclo. Ella lo necesita, quedó muy mal por tu partida. —dijo Adam más calmado.

—Lo sé —respondió en un largo suspiro—, pero no sé cómo abordarlo.

El rubio asintió en comprensión y poco después el timbre sonó. Adora había llegado con un par de bocadillos.

—Adam, hola —dijo la hermana.

El rubio entonces volteo a ver a la morena con una mirada de suficiencia y esta solo le respondió:

—Cállate.

Esto sacó una sonrisa al rubio y Adora, frunciendo un poco el ceño respondió:

— Me perdí de algo.

Un rojo volvió a aparecer en las mejillas de la morena y Adam se rio de ella más fuerte. Poco después llegó Teela, Glimmer y Bow; pero aquello no disuadió al rubio, quien durante toda la velada se dedicó a molestarla.

Aun con Adam haciéndola sonrojar a cada rato, la cena fue un éxito. El grupo tenía una gran energía, que ayudaba a Catra con cualquier vibra de tristeza que tenía, y remplazaba todo con una gran luz de felicidad. Cuando regresó a Etheria nunca pensó en encontrar grandes amigos.»

A pesar de todo, no sabía por qué ese lunes fue a aquel bosque que solo encaminaba su mente al doloroso ayer. Tal vez aún tenía que revolcarse un poco más en su miseria, antes de poder llenarse de valor y dejar todo atrás. O tal vez era que los grandes árboles le traían una extraña tranquilidad a su alma. La verdad no sabía cómo explicar su presencia en aquel lugar, solo que esa mañana había salido de su departamento, y su subconsciente la había dejado ahí.

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