Sinópsis: en Encanto, un pequeño pueblo mágico protegido por una vela que concede milagros, vive Mirabel, una chica de quince años miembro de la poderosa familia Madrigal. Cada vez que una persona de la familia cumple cinco años, la vela los bendice...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Al día siguiente, después de que Mirabel hubiera tomado una breve siesta (una realmente muy pequeña siesta) había logrado aclarar sus ideas de anoche, y estaba dispuesta a embarcarse en la tarea de...hablar con sus familiares, bueno, no había nada más que hacer, así que esa fue su última y única opción.
Mirabel se dedicó rápidamente a su aseo personal (que consistía en tomar una ducha y cepillar su cabellera) para después bajar a desayunar.
Pero la joven aún no se había percatado de la hora, y por ello le extrañó ver que el resto de sus familiares ya estaban despiertos antes que ella, y que además ya estaban sentados en la mesa, disponiéndose a degustar su desayuno.
- uhmm, ahm...disculpen ¿Qué hora es?-
Dijo la muchacha, mientras tallaba uno de sus ojos.
- ay mi niña.-
Julieta negó con la cabeza.
- ¿Qué pasó? Tú siempre sueles despertar antes que todos.-
- lo siento, tuve mucho en mente ayer...por eso a duras penas pude dormir.-
- pff ¿Tú en qué estarás pensado a tú edad? Si lo único que debe cruzar tu pequeña mente juvenil deben ser chicos.-
Mencionó Camilo de forma burlona.
Después de esto tomó un bocado de una de las arepas que tenía servidas en su plato.
- Camilo...tenemos prácticamente la misma edad.-
- para nada, yo te ganó por seis meses.-
Mirabel rodó los ojos ante el comentario, sin ánimos de seguirle la corriente a su primo; después de todo, para nadie en la familia era un secreto que Mirabel y Camilo tenían una relación "delicada", ya que, o se ignoraban el uno al otro, o había una batalla campal entre los dos muchachos durante días (y muchas veces solían empezar con esta especie de comentarios, que rápidamente se tornaban en ofensas o críticas). Este comportamiento aumento por parte de Camilo a partir de el día en el que Mirabel no obtuvo su don. Estaba más que claro que era un joven bastante creído e impetuoso...pero bajo los ojos de la mujer más joven de la familia, simplemente era un bocón sin utilidad, ya que estaba segura de que si él no tuviera un don, viviría aún más estigmatizado que ella.
...
Todos continuaron comiendo, haciendo uno que otro comentario a cerca de el pueblo, lo que habían hecho en su día, etcétera. Nada realmente profundo o por el estilo, simplemente preguntas y menciones ordinarias (cosa que Mirabel aborrecía) no porque le molestara la calma de la cotidianidad, pero...las mentiras...
