Sinópsis: en Encanto, un pequeño pueblo mágico protegido por una vela que concede milagros, vive Mirabel, una chica de quince años miembro de la poderosa familia Madrigal. Cada vez que una persona de la familia cumple cinco años, la vela los bendice...
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sonido de que emitía una Marconi M29 llenaba el lugar, con una canción reciente en aquella época.
La anciana poseedora de la máquina tarareaba aquella melodía con tal sentimiento que uno diría que se trataba de una canción muy antigua con la que ella creció.
"no arrancará una lágrima mí fuga, no habrá ojos que viertan una gota de llanto si me ausento"
"Definitivamente, por los espacios rojos, dónde ya no se escucha ni la canción de el viento".
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La más joven fue despertando poco a poco así siendo bienvenida por un paisaje lleno de calidez y agradables sonidos que la inundaron e hicieron participe de aquel obra de arte, la cual habría sido hecha por el más exigente de los pintores, debido a cada minúsculo detalle que poseía...y (para completar aquel bello panorama) las aves cantaban brindando así compañía a la aura nostálgica de la escena
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Por la tonalidad de la luz que el sol ofrecía, la muchacha pudo hacer una aproximación prácticamente acertada a la hora de el día en la que esta había despertado.
"seguramente son las diez de la mañana...".
A Mirabel (personalmente) le encantaba despertarse a esa hora de el día, ya que el sol no era abrazador, su luz no era cegadora; sino que emitía tonos amarillos que daban aires de calma...además la temperatura te rodea cálidamente como el abrazo de una amorosa madre.
Por su puesto que la susodicha no se apresuró a despertar, en cambio, se mantuvo recostada en aquella carreta, tan sólo fijando la vista en el cielo, el cual era pintado de un color amarillento y un tanto azulado.
Al contemplar aquello, suspiró con anhelo, y de este modo, el aire fresco y húmedo llegó con más fuerza a sus pulmones.
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Y el aire no sólo era fresco y húmedo ¡Para nada! sino que también traía consigo olores dulces debido a las flores de el lugar y entre aquellos aromas la joven pudo reconocer a las bromelias, magnolias y orquídeas.
Su olor era exquisito.
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Después de apreciar el panorama por un tiempo prudente, la joven se dedicó a levantarse, para después sentarse con sus piernas cruzadas entre sí. seguido de esto, saludo a la anciana que había sido su acompañante y cuidadora durante estos últimos cinco días.
