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Al día siguiente la abuela llegó a la casa de los LaRusso. La madre de Daniel iba de vez en cuando a la casa para hacer visitas. Amber amaba a su abuela, siempre tenía una historia de la infancia de su padre para hacer reír a la familia.

— Así que... Miguel.— Amber estaba en la habitación de Sam, quien se terminaba de arreglar.— Me cae bien, parece bien chico.

— Me llevo al minigolf. Nunca antes me la había pasado tan bien en una salida con un chico. Además... nos besamos.

Amber chillo mientras saltaba.

— Me regalo este pulpo de peluche. No lo se, siento que él es especial.

Amber abrazo el enorme pulpo mientras Sam le seguía contando de su noche. Nunca le preguntó sobre que hizo ella, pero Amber estaba acostumbrada.

— ¡Abuela!.— la chica se colgó de los hombros de la señora mientras bajaba las escaleras del segundo piso de su casa.

— Mi pequeña. ¡Mira como creciste! Que linda que estás. Ven ayúdame a poner la mesa en el patio.

Mientras Amber ponía los cubiertos su abuela le contaba cómo había sido el viaje que recientemente había tenido. Le encantaba viajar.

— Hora de comer.—Amanda salio com unos platos y Daniel la acompañaba con ollas.

Todos se sentaron y Amber no dudo en comenzar a devorar lo que se le sirvió.

— Compre un poco de ensalada. No tuve tiempo de hacerla.— Amanda agarro un plástico y se lo tendió a la abuela, quien rio.

— No como esas cosas, pueden venir infectados con algún bicho.

— Lo compro siempre. No me da tiempo de trabajar y cocinar algunas veces.— Amanda respondió irritada. Había una sola cosa que Amber odiaba de su abuela y era que a veces menospreciaba a mamá. Amanda trabajaba a tiempo completo, hacia yoga, acompañaba a Amber al gimnasio, cocinaba para cinco personas todos los días, limpiaba la casa. Hacia todo.

El almuerzo continuo un poco incómodo para todos.

— Las ventas van bien, aunque Louie vendió un carro más barato de lo que debía.— contó Daniel.

— No es la primera vez que hace algo así.— bufó Amanda.— Tuvimos una gran perdida hace algunos meses por su culpa.

— La familia es esencial.— la corto la madre de Daniel.— En mis tiempos para mi la familia era mi eslabón. Trabajaba todo el día y se aseguraba que mi hijo tenga comida hecha por mi en la mesa.

— ¿Esto es por la ensalada? Dime que quieres que lo prepare y voy a la cocina a hacértelo. ¡No tengo problemas!

— Si vas; tráeme una soda.— Anthony hablo, haciendo que sus dos hermanas le dieran un golpe.

— Solo digo que deberías preocuparte por la salud de tus hijos.

— ¡Y lo hago! Estos tres niños tienen todo, no les falta nada, y si lo hiciera yo misma me encargaría.

— Bueno, creo que es suficiente.— Daniel trató de calamar las aguas.— Pueden retirarse, niños. Amber, te espero en la tarde.

La chica asintió y junto con Sam se fueron a sus habitaciones. Todavía se podía escuchar a Amanda hablando en voz alta.

Amber se puso a estudiar para la prueba de ejemplo de los SAT que tendrían y cuando terminó se dirigió al cuarto de Sam para ver qué hablaba con Miguel por videollamada.

— Es un caos. Siempre se pelean.— le terminaba de contar Sam. Daniel entró a la hbiatacion. Amber no lo había sentido detrás de ella.

— ¿Con quien hablabas?

The last punch  || Cobra KaiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora