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Daniel estaba con Amber en la cocina mientras ella le miraba atentamente, un poco shockeada por lo que le estaba diciendo. Acababa de darle la noticia de que Robby había ido a la prisión de menores. La correccional. No podia imaginarse como seria aquello.

— Debe haber otra manera, papá.

— Haré todo para que salga rápido de ahí, pero Robby huyo y esas son las consecuencias. Debía entregarse para que no sufra una mayor sentencia. Escúchame Amber no quiero que le visites. No te acerques a la prision . Robby está enojado y solo, lo ultimo que necesita es verte y preocuparse por ti. Además está muy enojado conmigo. Cree que le traicione.

Obviamente Amber no escuchó eso último. Iba visitar a Robby. Tenía que hacerlo. No podía dejarlo solo. No en momentos como aquellos.

— Si. Claro, papa. No lo haré

Horas más tarde estaba sentada en la sala de visitas de la correccional. para su sorpresa estaba un poco lleno. Había tardado bastante para que la dejaran entrar. Se había despedido de Miguel antes de lo normal para ir a su destino. Le diría a su padre que se había entretenido en el hospital charlando con el chico. Seguro que le creería.

Llevaba consigo una bolsa plástica con panqueques, esos que Robby amaba tanto. No sabia que otra cosa podría llevarle. No le veía desde lo sucedido en la escuela y por lo que su padre le contaba el chico estaba enfadado y se sentía traicionado.

Vio como Robby era llevado hasta ahí. Unos cuantos reclusos le gritaban cosas y al ver que se acercaba a Amber los gritos se intensificaron. ''No nos dijiste que esa era tu chica.'' ''Estas muy bien cuidado.''

— Idiotas— murmuró Amber acomodándose mejor en su silla y tratando de esbozar una sonrisa que se desvanecio por la mirada que Robby le dio a lo lejos. Seguramente no pensaba que ella iría. Seguramente no queria ver a nadie.

Cuando por fin Robby estuvo frente a ella, él la analizó. De arriba para abajo. Estaba distinta. Su cabello ahora era negro, lo que le acentuaba la cara y sus ojos. No sabia que pensar, pero no queria tenerla delante de él, de eso estaba seguro.

Ella le sonrió y le pasó la bolsa plástica, había notado la larga mirada sobre ella. No le incomodo en lo absoluto.

— No deberías estar acá— dijo el chico recibiendo la bolsa y desamarrándola para ver el contenido que llevaba.

— Lo se. Pero sabes que nunca obedezco lo que me dicen. Además estuve preocupada por ti.

Robby noto la cicatriz de la chica y su cara un poco magullada todavía. Eso era parte de su culpa. Podría haber parado la pelea, podría no haber pateado a Miguel. Podría haber protegido a Amber. Podría haber hecho tantas cosas, pero no lo habia hecho y ahora pagaba el precio de sus acciones.

— Papá dice que te va a ayudar. Pero que es un poco difícil dado que escapaste y no te quieren dar libertad condicional.

— Tu padre me metió acá, Amber. No necesito nada de él. Me traicionó.

— Te hubieran dado muchos más años si te encontraban. Tenías que entregarte.

— Ni una mierda. No viene a verme. Solo llama. Nadie viene a verme. Estoy solo acá dentro y que tú vengas me complica mucho más. Yo tengo un blanco en mi espaldas. Si estos tipos de acá te reconocen como la hija de LaRusso y piensan que tú y yo somos algo, mi vida acá dentro sera terrible.

— Robby, necesitas un poco de compañía. Yo puedo hacerte compañía.

— Ese es el problema Amber. No quiero tu compañía. Quiero que me dejes en paz.

The last punch  || Cobra KaiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora