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Sam se habia unido a Miyagi- Do. Amber amaba a su hermana pero en esos momentos la detestaba porque Daniel la habia emparejado con Robby para comenzar los entrenamientos. Habían pasado unas semanas desde el torneo y finalmente, después de mucho esfuerzo, Miyagi- Do había logrado ser restaurado.

Amber estaba al lado de su padre cuando la noticia de que ella no entrenaría junto a Sam y Robby le llegó a los oídos.

— No tiene sentido.— Se quejó rascándose la cabeza con furia.— Soy buena, papá. No puedes separarme de tus únicos alumnos. Prometo no distraerme con Robby.

— El ejercicio de Robby y Sam es para parejas. En ti veo algo más, es por eso que estarás dentro en esta pequeña sala entrenando unos movimientos. Robby y Sam estarán afuera.

Daniel guió a su hija afuera del pequeño dojo que el Sr Miyagi había construido y en el que había vivido hace algunos años atrás.

— ¿Están listos?.— Daniel saludo a Sam y Robby, que ya estaban ahí y miraron a Amber que caminaba detrás de su padre con cautela.

— Si, ¿que haremos hoy?.— Sam sonrió a su hermana, recibiendo una mueca.

Daniel sacó un talego de arena o harina blanca y formó un círculo en el piso.

— Uno de los principios de Miyagi- Do Karate es moverse siempre en círculo. Y con esta técnica verán que dos personas será tan fuertes como 20.

— Pero somos tres.— Robby contó con sus dedos.

— Y ahí es cuando tenemos un elemento sorpresa. Decidí que Amber no entrenará junto a ustedes. Creo que ella necesita reforzar ciertas habilidades que tiene y sacar a relucir las que tiene escondidas. Verás el ejercicio, Amber y luego irás dentro a esperarme que te iré a dar instrucciones.

Amber no tuvo opción más que asentir y mirar con recelo aquel ejercicio que no tenía permitido practicar. No parecía difícil la verdad, pero ambos jóvenes no lograban coordinar sus movimientos haciendo que se golpearan entre ellos o incluso haciendo que se chocaran.

— Bien. Me parece que esta bien, aunque les falta un poco de sincronización. Si lo dominan nadie se meterá con ustedes.

— Como se supone que sincronícenos si no nos vemos entre nosotros..— Robby paró los movimientos.

— Porque deben percibir al otro aunque no lo vean. Amber, ¿puedes percibir lo de tu alrededor sin verlo?

— No, papa.— respondió la chica.— Las piedras me siguen llegando cuando tu las tiras.

— No me refiero a eso, Amber. Sam y Robby salgan del círculo. Amber, tu y yo les mostraremos.

La chica volvió a asentir, aunque estaba nerviosa. Jamás había hecho algo junto a su padre. Se sentía afortunada.

— Saluda.— pidió Daniel y ambos comenzaron con el ejercicio. Sam analizaba lo que su hermana estaba haciendo y con cautela trató de memorizar los movientes.

Para sorpresa de Amber, al parecer estaban sincronizados. Podía sentir los movimientos de su padre. Era como un baile. De a dos.

— Muy bien, cariño.— le felicito Daniel.— Muy sencillo, ¿verdad chicos?

Sam y Robby se miraron entre ellos.

— No es Justo. Amber viene entrenando mucho antes que nosotros.

— Y es por eso que estará separada de ustedes.— el celular de Daniel vibró.— Oh, diablos. Emergencia laboral. Debo irme. Sam y Robby sigan practicando. Amber entra al dojo para meditar un poco.

The last punch  || Cobra KaiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora