Capítulo 3

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—¡Cam espera!

—¡Alcánzame si puedes Tris!

Los niños correteaban por la amplia residencia a su antojo. Beatrice venía a distraerse junto a Cameron, cuando su padre Shawn la traía. Ella corrió con una sonrisa en su rostro, ambos corrieron hacia el gran invernadero de la Cornelia, apenas entraron Cameron se detuvo de forma abrupta, entonces Beatrice aprovechó para rodear su cintura con sus brazos.

—Siempre te atraparé. —dijo Beatrice feliz, entonces notó como Cameron se puso rígido y un hombre que nunca había visto estaba ahí, quisieron salir pero atrás de ellos había otro mucho más robusto y alto.

Cam ya era un niño alto para su edad pero delgado en comparación con sus atacantes, no pudo hacer nada.

—¡Beatrice! —gritó Cameron antes de que uno lo golpeara con fuerza en la cabeza y todo se hizo oscuro.

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CORNELIA "COKKIE".
—¿Todavía nada de ellos?

—No, mi señora, respondieron los empleados de la casa.

Ya los habían buscado por toda la residencia y no había rastros de Cameron ni de Beatrice. Me comenzaba a asustar. Ya deberían haber aparecido. pensó.

—Cokkie mantén la calma —dijo mi esposo.

—¡No puedo Mile! Ni mi hijo ni mi sobrina aparecen.

—Vamos a seguir buscando, no deben estar lejos. consoló Mile. Si Luna nos encuentra nerviosos también se comenzara a asustar.

—¡Hay que encontrarlos Mile! ¿Cómo le explico esto a Diana? Perdí a su hija cuando estaba a mi cuidado mientras ella está convaleciente en una cama.

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CAMERON
Mi cuerpo se sentía entumecido. Al abrir mis ojos todo era oscuro, me dolía mucho la cabeza y todo fue confuso al principio pero luego recordé.

—¡Beatrice! —grité asustado.

—¡Cam! —mis ojos se acostumbraron a la oscuridad de la habitación y seguí su voz.

—Estoy aquí Tris. —dije cuándo estuve cerca de ella. Pude abrazarla y la niña se aferró a mí.

—Cameron. —Beatrice temblaba, el lugar estaba helado.

—Abrázate a mí, Tris.

—¡Quiero volver con mis padres! —“yo también" –pensé. Estaba aterrado, quería que su padre y su madre llegaran y los sacaran de aquí.

—Debes conservar tus fuerzas, juntos vamos a salir.

—Tengo miedo.

—Yo también. Estoy aterrado Beatrice pero estas aquí conmigo y no quiero que nada te pase, no creo hacer algo yo solo. Te necesito ahora centrada y calmada Beatrice.

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Pasaron varias horas hasta que por fin la puerta de la habitación se abrió. La luz de una linterna iluminó el lugar, quien la sostenía era un hombre de apariencia tosca y descuidada, miró a los dos niños con una sonrisa. Cameron se puso al frente de Beatrice, pensaba en protegerla con su propio cuerpo del hombre.

Él dio un paso hacia ellos.

—¡No te acerques a nosotros! —grité. El hombre se rio divertido, mientras yo me mantenía en alerta sin separar mis ojos de él, Beatrice temblaba detrás de mí.

—¿Sabes? Todo esto se hubiera evitado si tu padre hubiera cooperado pero ahora me he visto obligado hacer esto. Tu primita es linda.

—¡No la mires! —espeté lleno de rabia, haciéndolo reír.

—Miraré lo que yo quiera. Después de todos si tu padre no paga tendré que venderla a ella. —se acercó más y Cameron retrocedió hasta que Beatrice estuvo retenida entre la pared y su cuerpo —Mira esa carita de muñeca, pagarían muy bien por ella en un burdel.

Me sentía impotente, con miedo. Ese hombre miraba a Tris, el olor que desprendía era desagradable. Se fue de la habitación volviendo a dejarnos a oscuras.

—No voy a dejar que ese tipo te toque Tris. —ella se abrazó más a mí.

—Quiero que salgamos de aquí, Cam...

Mi dulce Caos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora