BEATRICE
Lo único bonito que tenía Horacio Nielan era su hermanito, Liam Nielan; un muchacho de once años muy bonito y educado, además de muy serio para su edad. Es tan lindo que provocaba revolver su cabello castillo lacio. Ese niño me caía muy bien.
Mis padres y yo estábamos sentados en la mesa de la familia Nielan. Mi padre y mi madre sabían cómo hacer una buena conversación para que no se hiciera un silencio incomodo, la señora Nielan simpatizaba bastante con mi madre, por lo que eran muy amigas.
Horacio estaba sentando a mi lado izquierdo, hablándome mientras yo respondía de forma educada a cada pregunta, a mi derecha estaba el pequeño Liam, muy callado mientras comía, me causaba ternura. Siempre quise un hermanito o hermana que mimar, pero mis padres nunca tuvieron más hijos y a mí me encantaban los niños. Me di cuenta que Liam estaba muy concentrado en una galletas de chocolate encima de la mesa, pero parecía muy apenado para tomar un poco, así que estiré mi brazo para tomar unas galletas.
—¿Quieres? —le pregunté y él asintió con una sonrisa, tomándolas. Le sonreí.
“Qué lindo”.
—¿Le gustan mucho los niños, lady Perkins? —preguntó Horacio, sus ojos estaban siempre sobre mí, como si no quisiera perderse ninguno de mis movimientos —Me alegra que mi hermano le agrade.
—Es un niño muy lindo —respondí volviendo a concentrarme en mi comida.
“Quisiera que esta cena terminara”.
Mis suplicas no fueron escuchadas, porque después de comer nos quedamos otra hora más en la casa de los Nielan. Mis padres y el matrimonio de los Nielan estaban en un saloncito mientras que Horacio, yo y el pequeño Liam estábamos en otro.
“Esto es planeado, no hay dudas”. –pensé cansada.
Me aferraba en hablar y jugar ajedrez con el pequeño Liam para no quedarme sola con Horacio.
—Jaque mate. —dije tomando al rey de Liam.
—¡No es justo! ¡Tú sabes defensas que yo aun no aprendo! —se quejó el pequeño.
—Pero puedes aprender, yo con gusto te enseño.
—¿Liam por qué no subes a buscar tus muñecas? tal vez a lady Perkins le gusten —habló Horacio.
—¡No son muñecas, son estatuillas!
—Lo que sea, solo ve.
—No creo que Tris desee verlas, no son tan impresionantes. —dijo bajando la mirada avergonzando.
—Si quiero, me encantaría. —sus ojos oscuros siempre me han parecido los de un borreguillo y parecían iluminarse cuando le prestaba atención.
—¡Iré! —corrió fuera del saloncito, tarde me di cuenta que ahora estaba asolas con Horacio.
—Esta noche estás muy bella, Beatrice.
—Gracias. —estaba sentada en un mueble frente a una mesita y él se sentó a mi lado.
—Lady Perkins, usted sabe que me gustas. —lo mire directamente a los ojos
—Y me halaga, pero el sentimiento no es mutuo y lo sabe. —su expresión se tornó infeliz.
—¿Quisiera entender por qué? Ni siquiera me da una oportunidad de acercarme de demostrar que puedo enamorarla —aparte la mirada mirando mis manos encima de mi regazo. —Eres demasiado bella.
Una escalofrió me recorrió la espalda al sentir como tocaba uno de los mechones de mi cabello suelto y me levanté del sofá.
—¡Lord Nielan me está incomodando!
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Mi dulce Caos.
Fiksi SejarahLa ama, aunque sabe que hacerlo está mal. Cada pensamiento que tiene sobre un futuro se ven ensombrecidas. Quiere dejar de amarla, arrancarla de su corazón para no sentir que está muriendo por dentro al verla con ese bastardo. «Deseo pensar que no...