BEATRICE.
Toda la familia se había reunidos en la mesa para empezar el almuerzo. También hacia poco había llegado a la residencia mi tío Kaidan junto a su esposa Sabina, con el resto de mis primos. Los temas de conversación siempre eran variados pero ahora habían llegado al asunto que me tenía cansada, porque era de las preguntas más frecuentes que me hacían.
—¿Y tú, Tris que piensas? ¿Ya tienes algún pretendiente esta temporada? —preguntó mi abuela.
—Abuela, le vas a preguntar a cubito de hielo por hombres. Si hasta mí me quema su frialdad con todos los que la prende —habló mi prima Verónica.
—¡Eso no es cierto! ¡Me estas difamando! —le reclame. Voltee a ver a Cameron y él se rio. —No considero que hablar sobre mi vida sentimental sea un tema de conversación importante.
—Si Tris no desea casarse, déjenla —habló Cameron —Es su decisión decidir si aceptar o no un hombre en su vida.
—Gracias Cam —dije con una sonrisa.
///////////////////////////
Tener a Cameron en Londres era algo que me encantaban. Se había convertido en un hombre muy guapo al paso de los años. No quería perderme ningún un momento, porque no sabía cuándo volvería a verlo después de que se marchara con su familia, pero a veces las cosas no resultan como se esperaba.
—¡Beatrice tienes que mostrarme todo! ¿Tris cuáles son las tiendas o los lugares más concurridos de aquí? ¿Hay algún lugar con buen entretenimiento? —insistía la rubia.
Adoraba a Luna pero cada vez que yo me proponía a pasar un momento a solas con Cameron, ella también quería sumarse. Salimos y le mostraba a Luna todos los lugares que Verónica visitaba, porque la pelirroja es más sociable que yo, en esta ocasión Vero nos acompañaba. La pelirroja y la rubia congeniaban muy bien, lo cual venía muy bien para mí, porque mientras Verónica distraía a Luna podía hablar con Cameron sin terceros.
—¿Trajiste a verónica para distraer a luna, verdad? —preguntó con un tono divertido.
—¿Cameron cómo puedes pensar eso? —me hice la ofendida —Solo pensé que Verónica y Luna se llevarían muy bien.
—Hare que te creo, ¿te apetece llevarme a conocer algún lugar que sea tu favorito?
CAMERONAcompañar a Beatrice podía resultar tranquilo pero divertido a la vez. Comprábamos galletas, a mí me gustaban muchos los dulces aunque a Tris no tanto pero si le gustaba mucho el chocolate. Entonces ella se detuvo frente al puesto de un hombre que mostraba joyas que lo más probable es que los diamantes fueran falsos, se veían bonitos y Tris estaba mirando entre los broches y brazaletes.
—¿Cuál te gusta? —le pregunté. Ella miró entre la mercancía del hombre y tomó dos sencillos brazaletes de plata que tenían dos dijes, uno en forma de cruz y un corazón que colgaban de ellos. —¿Esos?
Tris asintió y le pagué al dueño por ellos. Beatrice me puso uno de los brazales y cuando se iba a poner el suyo yo la ayude.
—Se ven muy bonitos. —enfatizo mirando nuestras muñecas con los brazaletes puestos.
—Milord, tiene suerte. Su prometida es muy hermosa —dijo el dueño del puesto.
—No es mi prometida, es mi prima. —le aclaré al hombre entonces sentí como Tris me agarra del brazo.
—¡Cameron vámonos, aún hay cosas por ver! —dijo Tris para después jalarme del brazo lejos del puesto del vendedor.
/////////////////////////
ESTÁS LEYENDO
Mi dulce Caos.
Ficción históricaLa ama, aunque sabe que hacerlo está mal. Cada pensamiento que tiene sobre un futuro se ven ensombrecidas. Quiere dejar de amarla, arrancarla de su corazón para no sentir que está muriendo por dentro al verla con ese bastardo. «Deseo pensar que no...