Capítulo 11

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Buenas 💋🔥 Disfruten que salieron largos los capitulos.

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BEATRICE.
No disfruté de la fiesta en la casa de los Bernatte, fue una de las más molestas en mucho tiempo. No hablé con nadie sobre el tema de lady Tyra peleando con la condesa Bernatte por un sirviente, ese chisme sería un escándalo que se sabría en toda la ciudad si llegara a los oídos de mi prima Verónica; no me salía de la cabeza toda la situación.

Tyra Cambell estaba celosa, me resulta muy difícil imaginar a una mujer como ella: bella, rica y con una personalidad demasiado abrumadora, interesada en un hombre que no es ni la mitad de impresionante que los otros que la han pretendido.

“Son cosas que uno no puede entender. No se decide cuando enamorarse ni de quien, debe gustarle mucho para enfrentarse de esa manera con otra mujer”.

Pronto comencé a pensar en Cameron, él había llamado la atención de varias mujeres durante toda esa velada. Me molestaba, provocaba mis celos, pero no las culpaba, ¿cómo no interesarse cuando es uno de los hombres más guapos que han pisado esta ciudad?

Era bastante tarde, cuando ya me había preparado para dormir, solté mi cabello y me puse un cómodo camisón. Me recosté en mi cama, tomé mi libro “los amores de Casiopea” que había dejado en mi mesita de noche. Llevaba más de la mitad leído y era una historia que bailaba entre el romance y la tragedia de Casiopea, la protagonista, había una frase que se quedó en mi memoria, siendo ahora una de mis favoritas.

—Te hago está promesa. De nadie seré, solo de ti. Hasta que mi corazón deje de latir. Hasta que mis huesos se vuelvan cenizas. Las estrellas se extingas y tú y yo volvamos a encontrarnos más allá del tiempo —cité en voz alta, la había dicho y leído tantas veces que ya me la sabia de memoria….

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CAMERON.
La velada en la residencia de los Bernatte fue la primera velada a la que asistimos mi familia y yo desde llegamos a Londres, no fue diferente a las que hay en New York, tal vez por la diferencia que tenía a Beatrice en el mismo espacio, aunque no pude hablar con ella ni momento por esas molestas damas con sus hijas. Tris se perdió de mi vista durante la noche y sin darme cuenta ya se había ido.

Me decepcionaba, así que también terminé abandonando la velada antes de tiempo. Al día siguiente esperaba una visita, durante mis años de estudio en la universidad he conocido muchos amigos y compañero s, pero entre todos con quien era más cercano hasta el punto de volverse mi mejor amigo era Naveen McCarthy.

Compartimos nuestra primera borrachera y los dos nos habíamos pasado hasta tarde estudiando para una prueba. Naveen vivía en Londres y provenía de una familia que tenía un título de marqués mas no dinero, por lo que obtuvo una beca que costeara sus estudios y se mantuvo siempre como el primero de toda nuestra clase, pero sin dejar de ser un hombre carismático que le gustaba divertirse, por lo que me había contado estaba negociando un trato que podría sacar a sus padres y él de una situación tan precaria.

Lo invité a venir a la residencia de mis padres, ellos ya lo conocían y le agradaba muchísimo. Cuando Naveen llegó lo guie hasta el salón de visitas, los sirvientes ya nos habían traído bocadillo y limonada.

—Te adaptas muy bien a la vida social de Londres. —dijo mi amigo después de contarle como habían sido mis pocos días visitando la ciudad y después de la fiesta de los Bernatte. 

—Es molesto.

—¿Desde cuándo es molesto estar rodeado de jóvenes bonitas? Con tu cara seguro fuiste la presa más deseada por esas madres casamenteras, son más feroces que un cazador experimentado —se burló él mientras comía un emparedado.

Mi dulce Caos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora