11. EMBOSCADA

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Nicolle Levine

28 Febrero 2014

—¿Llevas algún arma? —Pregunté revisando el contenido de la mochila.

—¿Es un intento de saber si voy a matarte ahora, rabiosa?

Negué con la cabeza, acabábamos de salir de casa de Ari y nos dirigíamos hacia casa.

—No, es un quiero ir a un sitio, pero si vamos allí volveremos tarde y alguien puede tratar de matarnos. Yo no tengo experiencia con pistolas —le mostré la pistola que llevaba en el bolsillo interior de la chaqueta de cuero—, así que es mejor asegurarme de que tú tienes una.

Asintió con la cabeza así que lo guié al bosque contrario al que habíamos estado hacía unas horas.

Tardamos una hora en llegar al cobertizo que ya hacía años había encontrado. Abrí la puerta y encendí las luces led que funcionaban con pilas que hacía años había traído.

Liam se quedó observando la habitación mientras copiaba mi acción de quitarse los zapatos. El suelo del pequeño refugio estaba cubierto por dos colchones los cuales ya hacía unos dos años había cortado para que encajaran con el resto de muebles en el cobertizo. Solo había una estantería repleta de libros y botellas y latas vacías las cuales recordaba coleccionar. Mi mirada se posó encima de unos altavoces que había robado de una tienda a los 13 pensando en traerlos a este lugar, y vaya si les había dado utilidad. Los encendí y me tumbé en el colchon cogiendo uno de los cojines para ponerlo en mi espalda y cubriéndome con el hedredon.

—Bienvenido a mi refugio. No es mucho, pero nadie lo conoce.

Liam se quedó analizando los libros de la estantería mientras yo pasaba playlists buscando la que más me gustara.

—Harry Potter... —iba nombrando todas las sagas que tenía en la librería como si las estuviera evaluando—. Crepusculo, ¿en serio?

Se giró hacia mí con una sonrisa torcida en el rostro.

—Lo sé, muy surrealista, pero qué puedo decir, me gustan las historias de vampiros.

—Crónicas del mago negro... —asintió al terminar de revisar los libros y se sentó a mi lado.

La luz morada que iluminaba la habitación se escapaba por la ventana que me acababa de levantar para abrir.

—¿Has hecho todo esto tú sola?

—¿Por qué suenas tan sorprendido?

Se encogió de hombros mientras yo sacaba la cajetilla de tabaco de la mochila. Encendí el cigarro y le dí una calada dejando que el humo saliera por la ventana.

—Siento que en este sitio puedo ser yo misma.

Liam se levantó para quedar junto a mí observando por la ventana. Me robó el cigarro y le dio una calada antes de hablar.

—Es muy... tú.

—¿Debería tomarme eso como algo malo?

—No —respondió riéndose.

...

Nicolle Levine

01 Marzo 2014

El tiempo había pasado muy rápido, en un abrir y cerrar de ojos ya eran las 04:02 de la mañana y los dos íbamos borrachos dirigiéndonos hacia casa.

Mi teléfono estaba a reventar de llamadas de Dylan, lo cual era raro, pero no le presté atención.

—¿Puedo hacerte una pregunta?

—Dispara.

—¿Qué pasa si ninguno logra matar al otro?

Él me miró sorprendido por la pregunta.

—¿Esto es lo que viene a tu mente al estar borracha?

Me reí antes de negar con la cabeza.

—En serio, ¿qué pasaría?

Liam lo pensó por unos segundos sin parar de caminar por el bosque.

—No lo sé —dijo al fin al cabo de unos minutos—, supongo que seguiríamos tratandolo hasta que muriéramos de forma natural.

Desvié mi mirada de él observando lo poco que se empezaba a vislumbrar del pueblo a lo lejos.

—Ya estamos cerca —le informé.

Seguimos caminando en silencio, los efectos del alcohol ya estaban desapareciendo lo que me dejaba pensar con claridad.

Entramos en el pueblo, a la zona peligrosa. Teníamos que cruzarlo entero, ya que nuestras casas quedaban justo al otro lado del bosque del cual acabábamos de salir.

La calles estaban oscuras, las farolas estaban demasiado separadas lo que hacía que la mitad de éstas quedaran en la penumbra.

Escuché un ruido justo cuando estábamos por girar la encrucijada que daba a la calle de donde había venido. Cogí a Liam del brazo frenándolo en seco. Él me miró confundido.

—¿No lo escuchaste?

—¿Escuchar el qué, rabiosa?

El golpe volvió a escucharse, esta vez más alto. Liam abrió los ojos sorprendido.

—Oficialmente puedo decir que tengo mejores dotes de oído que tú —le dije sacando mi arma de la chaqueta.

Puso una mueca antes de imitar mis movimientos. Hizo un ademán de salir cuando volví a cogerlo del brazo.

—¿Qué quieres?

—No vayas con el rostro al descubierto, no deben identificarnos.

—Mira, Nicolle, me importa una mierda si un futuro cadáver llega a identificarme o no.

—Ese es el problema —dije captando de nuevo su atención cuando trató de alejarse—, no vas a matarlo. No, a menos que sea necesario.

Saqué la capucha de la sudadera que llevaba bajo la chaqueta de cuero y me la puse saliendo de destás de la esquina quedando a la vista de la mujer que daba golpes en el callejón.

Ésta abjó la mirada a la pistola que sostenía en mi mano derecha y luego la dirigió a su tubo de metal con el cual se había dedicado a pegarle a un contenedor.

Liam apareció a mi lado también con el rostro tapado con la capucha de su sudadera.

—¿Qué hacemos? —Me preguntó sin perder de vista a la mujer.

—Pasar.

Empecé a caminar por la calle seguida de Liam pero al llegar al otro extremo tres hombres aparecieron cortando el paso. Miré por encima del hombro.

La mujer había sacado un cuchillo y ahora iba escoltada por dos hombres. Ella a diferencia del resto seguía observando mi arma un poco preocupada. Una emboscada.

—Muy bien, rabiosa. ¿Ahora qué?

Casi pude ver la sonrisa en su rostro. Maldición, ¿cómo podía estar tan calmado?

Nicolle, relájate. Volví a observar a los hombres frente a mí antes de bajarme la capucha revelandoles mi rostro. Esbozé una sonrisa torcida antes de levantar mi arma y dispararle en la cabeza al que supuse que debía ser el jefe.

—Vámonos —le dije a Liam aprovechando la confusión de los otros miembros de la banda.

Pasamos por encima del cuerpo que yo misma había asesinado retomando nuestro camino. Liam se bajó la capucha y pude ver que estaba entre emocionado y divertido.

—Bien hecho, rabiosa.

—Callate sombra.

Mátame [COMPLETADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora