14. PLAN PERFECTO I

1 1 0
                                    

Nicolle Levine

10 Marzo 2014

Nadie podía verme yendo hacia su casa aunque a las ocho de la noche no había mucha gente paseando por la calle. Ya había oscurecido y las farolas estaban encendidas dándole un especto lúgubre a la calle por la cual caminaba.

Lo bueno es que la casa de Liam estaba solo a unos minutos de la mia lo que hacía que no me sintiera tan insegura caminando por allí.

Marqué el número que Liam me había pasado en clase y esperé a que respondiera. Después de tres pitidos él respondió.

—Rabiosa —saludó.

—Estoy en la puerta.

—Mhmm.

Después de esa afirmación colgó, supuse que era para ir a abrirme la puerta. Pocos minutos después abrió, yo estaba en lo cierto.

Liam no iba vestido como normalmente, iba de negro y llevaba el pelo atado en una coleta.

—Pasa —dijo secamente.

Obedecí.

Le seguí rápidamente por las escaleras, las cuales daban a un amplio piso con varias puertas alrededor de la sala principal. Liam se metió rápidamente en una de ellas, tuve que correr para seguir su ritmo.

—¿Por qué tanta prisa? —dije casi susurrando.

Sentí que si hablaba más alto algo malo iba a suceder. El chico ni siquiera se molestó en responderme. ¿Porqué la sombra tenía que ser tan misteriosa siempre?

Liam abrió un armario y empezó a rebuscar entre la ropa. Tiró una bolsa a la cama antes de girarse para hablar.

—Ponte eso.

—¿Qué?

—Ponte esto —dijo señalando la ropa que sobresalía de la bolsa.

—¿Cómo? ¿Para qué?

—Solo —hizo una pequeña pausa, se le veía nervioso—, póntelo ¿sí?

Por segunda vez en la noche le obedecí. Me quité el jersei granate que llevaba y en su lugar me puse la camiseta negra ajustada que Liam había sacado del armario. Cogí los pantalones de cuero ajustados y los observé.

—¿Seguro que tengo que ponerme esto?

Él asintió aún de espaldas a mí, así que me quité mis pantalones de chándal y en su lugar me puse los que Liam me había dado. Al terminar me acerqué al espejo que cubría la pared para observarme, no me reconocía.

—Te queda bien —dijo acercándose a mí por detrás.

—No me siento yo con esto puesto.

—Te acostumbrarás —por primera vez en toda la noche sonrió.

—¿Y ahora qué?

—Te faltan las botas.

—¿Botas?

Señaló con la cabeza una caja de zapatos que no había visto antes justo delante de la cama.

Abrí la caja, tal y como había dicho Liam había unas botas dentro. No puedo negar que eran hermosas.

—¿Compraste todo?

Su mirada reflejaba perplejidad.

—Claro, ¿quién más? ¿Esperabas que lo hiciera Pablo Escobar o qué?

Sonreí poniéndome las botas.

—Bien —habló cuando terminé—, ven. Te explicaré el plan.

Mátame [COMPLETADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora