20. GAME OVER

2 1 0
                                    

Liam Deighton

19 Marzo 2014

Llevaba la pistola escondida dento de la chaqueta de cuero cuando llamé a la puerta de la casa de los Levine. Nicolle fue la que se asomó por la puerta, pareció aliviada al verme.

—Dios, gracias por venir. Estaba preocupada de que te hubieran atrapado junto con tu madre o de que hubieras hecho alguna estupidez.

—¿Estás sola?

Ella asintió antes de dejarme entrar en la casa.

—Mi hermano está en comisaría, quiere estar informado del caso de mi padre.

No se daba cuenta de que con cada acción que hacía me estaba poniendo más fácil el terminar con su vida.

Avanzamos por la casa, nunca antes había estado allí.

En el transcurso de esas semanas había compartido muchos momentos con Nicolle, pero era hora de terminar con ello. Era momento de dejar atrás la confianza, la amistad, los sentimientos y sobre todo era momento de terminar el juego.

—¿Donde estabas? —Preguntó sentándose en el sofá del salón—. Te busqué por todos lados.

—Por allí.

No me apetecía hablar con ella después de lo que había hecho. Lo único que realmente me apetecía era que no tuviera escapatoria y matarla de una vez.

—¿Dónde está el baño? —Pregunté como excusa para investigar la casa.

—Última puerta del pasillo.

Me dirijí al pasillo, pero en vez de seguir sus indicaciones me desvié volviendo hacia la puerta de la entrada. Ésta estaba cerrada con las llaves puestas por dentro. Giré las llaves asegurandome de bloquear la puerta completamente y me las metí en el bolsillo.

Busqué por el resto de la casa la salida trasera, ya que conocía el diseño de las casas. Todas las de ese barrio tenían dos puertas que daban al exterior y solo se podían abrir las ventanas de los pisos superiores por alguna razón que desconocía.

Pocos minutos después la encontré situada en la cocina. Saqué las llaves que había cogido en la primera puerta del bolsillo y busqué la que encajara en la cerradura para sellarla también.

Cuando hube terminado de sellar ambas puertas volví a esconder las llaves en el bolsillo y me dirigí al salón donde mi víctima me esperaba.

—¿Todo bien? —Preguntó ella cuando volví.

—De maravilla.

Se la veía nerviosa. Había estado así desde que había entrado por la puerta. ¿Debía olerse algo de lo que iba a hacer?

—Liam, tenemos que hablar —empezó—. Sé que estás decepcionado y quiero que me entiendas, quiero que entiendas porqué lo hice así que...

—Nicolle, relájate.

No parecía mucho más tranquila cuando sacó un cigarro y lo encendió.

—Tuve que hacerlo.

—No tuviste que hacer nada que no quisieras.

—No lo entiendes...

—¡No, Nicolle! —dije explotando mientras me levantaba— ¡Claro qué no lo entiendo! No entiendo nada. Ponte en mi situación, confié en ti más rápido que en nadie, te conté lo que hacía, me permití sentir por ti, ¡joder! ¿Y qué haces tú? Taicionarme y entregar a mi madre a la policía.

—¡No tenía opción! —Gritó levantándose con lágrimas en los ojos— ¡Si no lo hacía matarían a Ari!

No aguanté más, saqué la pistola y la apunté haciendo que retrocediera un paso.

—Y una mierda.

—Liam, me amenazarón —la chica levantó las manos en señal de rendición—. La llamada que recibí el otro día en casa de Ari era de ellos, justo antes me mandaron una imagen de un francotirador apuntándonos, ¿qué otra opción tenía?

—¡Decírmelo! —Dije sin bajar el arma.

Las lágrimas inundaban mis ojos, veía borroso. No podía verla claramente, pero sí podía distinguir su silueta. Eso me bastaba para saber hacia donde debía disparar.

—Podrías haber confiado en mí —dije con voz entrecortada.

A parte de mi madre nadie antes me había visto llorar. Me hacía sentir débil, indefenso.

—Ojala lo hubiera hecho —dijo ella con un hilo de voz—, así no estaríamos en esta situación ahora mismo.

—Siempre estaremos en esta situación, rabiosa. Vivimos en una cacería constante donde tú y yo somos ambos roles y nos vamos turnando.

Agarré la pirstola com más fuerza mientras con la otra mano me secaba las pocas lágrimas que caían por mi rostro.

—Esto debe terminar ya, de una forma o de otra. No podemos vivir toda nuestra vida así.

—Mátame —su voz fue firme, no había duda en ella.

Se acercó a mí y acercó el arma a su pecho. Justo donde estaba situado el corazón.

—Hazlo.

Ella soltó el arma e hizo contacto visual conmigo. Cogí el arma con ambas manos sin dejar de mirar sus hermosos ojos llenos de vida. Una vida que estaba a punto de arrebatar.

3, 2, 1, Fuego.

⁘⁘⁘⁘⁘⁘⁘⁘⁘⁘⁘⁘⁘⁘⁘⁘⁘⁘⁘⁘⁘⁘⁘⁘⁘⁘⁘⁘⁘⁘⁘⁘⁘⁘⁘⁘⁘⁘⁘⁘⁘⁘⁘⁘⁘⁘⁘⁘⁘

¡Hola a todos!

Este es el último capítulo antes del prólogo.

Espero que hayais disfrutado esta historia,

Mañana última actualización :))

¸ VIKY¸

Mátame [COMPLETADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora