Capítulo 13 ✔️

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Roma.

Suelto un suspiro mientras espero impaciente en el interior de la camioneta. Observo la consola que hay en el interior y debo decir que no se para que tantos botones.

-Alguno de estos debe ser el reproductor de música -murmuro.

No sé cuánto tiempo más se va a tardar, así que por qué no poner algo de música. Después de todo, él se la pasa entrometiendose en donde nadie lo llama.

Aprieto uno y nada sucede. Luego otro. Cuando creo que en el tercer intento lo logré; el caos ocurre. La condenada camioneta enciende y apaga los faros delanteros, los parabrisas se mueven de lado a lado y el maldito claxon se une al desastre. Pitando como si estuviera poseída.

Entro en pánico porque la gente que se marcha observa hacia aquí. Aprieto más botones sin saber que hacer, golpeando histérica la consola. Y no es hasta que el sonido del cerrojo calla todo, que sé, que me he metido en un lío.

Miro lentamente al hombre que me observa inquisitivo.

-Estoy ansioso por escuchar la explicación -habla, en tono neutro.

Se mete dentro y se gira para verme. A la espera de una explicación.

Trago saliva.

-Quería poner música -explico avergonzada. Más que nada porque no soy del tipo de persona que toca cosas que no son suyas, sin embargo, una especie de venganza repentina me embargo cuando lo hice.

-Parece que tienes algo personal con mi camioneta.

Oh, no. Él saco el tema del accidente a relucir.

-B-bueno tú tampoco eres muy bueno conduciendo. ¿Cómo no ves transeúntes pasando?

-¿Transeúntes despistados que no ven el semaforo en verde, querrás decir? -contraataca. No respondo.

Se coloca el cinturón de seguridad. Luego se inclina y presiona un botón, encendiendo el estéreo. Me mira de reojo, diciendo "¿Si lees?"

¿Cómo no vi que dice eso?

Este día no puede ser más vergonzoso.

Conduce tranquilo, incluso tararea la canción que suena de fondo. Stairway to heaven - Led Zeppelin. Su voz es ronca en cada sílaba que se desliza por sus labios.

Podría un momento ser relajante. Incluso en entorno es como si fuésemos una pareja que regresa de una cita. Lo cual es ridículo, así que obligo a mi cabeza a no pensar en esas cosas. Pero la muy traidora se va hacia otro lado.

Uno donde estoy siendo sometida por labios voraces y fuegos artificiales.

Dios. Ni siquiera cuando Chase me presiono a darle aquel beso tras la puerta de su habitación, se sintió así como este.

Lamo mis labios inconscientemente. Tratando de saborear ese beso, una vez más.

-¿Tienes frío? -inquiere, de repente.

Se que mi piel se erizo, pero no por el frío, sino por él.

-Un poco -miento.

No puedo decirle que quiero saber si es verdad eso que dijo. Aunque no se como reaccionar ante la idea de él y yo.

Pero como soy una cobarde, no digo nada.

Cuando llegamos hasta la torre de departamentos donde vivo. Me limito a hacer movimientos controlados, para evitar hacer un papelón de nuevo. Abro la puerta y antes de bajar, volteó a verlo.

Volátil [#1] CORRIGIENDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora