INTRODUCCION

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Aun no creía que estaba a un año de salir de la universidad, me sentí genial a saber que por lo menos podía independizarme y dejar la casa de mis padres.

Suspire frustrada al ver que no recordaba el procedimiento de una ecuación.

— Estúpidas ecuaciones... — solté.

Mi cabeza dolía como nunca, así que fui directo a la cocina para tomar unas pastillas de la repisa, en pocos minutos el dolor fue disminuyendo. Regrese a mi habitación pero antes de entrar, un ruido extraño sonó en el patio trasero.

Mi corazón latió con fuerza, la tasa de robos en casa había aumentado los últimos meses, así que me obligué a tomar la escoba y apretar con fuerza entre mis débiles dedos.

Con la mayor cautela me acerque a la puerta, estaba nerviosa, mis padres salieron a cenar por su aniversario, soy una chica más pequeña que el promedio, aun a mis dieciocho años, no me sabía los números de teléfonos d mis padres, y no era como si mi fuerza fuera suficiente para defenderme.

Habían demasiadas cosas en mi contra, pero tenía una escoba en manos. ¿Ayudaba? No, pero era algo.

Odio haber leído libros de crímenes, donde las chicas son asesinadas en sus propias casas.

— No es momento de pensar en esto, carajo — susurre.

Me acerque, fue entonces que gire la manilla y di un vistazo.

Al mirar, no note nada fuerza de lo normal, todo estaba en su lugar y no...

— Mierda, mierda, mierda — maldije en susurro alejándome de la puerta.

Había alguien, estaba sentado en una d las sillas del jardín, al parecer parecía estar fumando.

¿Quien carajos entra a una casa y se pone a fumar tranquilamente como si nada estuviera pasando?.

Un loco, eso es.

Al momento en el que abrí la puerta por completo, mi inteligencia se desvanecio, pude haber llamado a la policía o gritado. Pero no lo hice, en vez de eso, me quedé parada, viéndolo.

Su cabello rizado caía sobre su frente, sus pantalones estaban un poco flojos,camiseta blanca, una chaqueta negra y unos tenis adornaban sus pies.

A pesar de la tenue luz podía notar que su mirada estaba fija en mi, así que sostuve mejor la escoba en mis manos.

— ¿Q–Quien eres tu? — pregunté — ¿Que haces en mi casa? — se quedó callado — Anda, responde.

Giro un poco la cabeza, mi corazón se detuvo por un momento al ver que se levanto y camino hacia mi.

Tire la escopa justo en su cara y corrí hacia dentro cerrando con llave.

¡¿Como es que esto esta pasando?!

Próximamente.

El Patio || Finn Wolfhard y Tu || Donde viven las historias. Descúbrelo ahora