𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝟐

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Estaba apunto de abrir la puerta, tenía la escoba en la mano, no tuve más opción que dar una buena bocanada de aire y salir finalmente al patio trasero.

Mis piernas se anclaron al suelo, me paralice por completo, era increíble que estuviera ahí sentado, prendiendo un cigarrillo sin inmutarse al verme de reojo. Mi corazón latió con fuerza y tome el valor para hablar.

— ¿Que d-diablos haces aquí?.

Este levanto la mirada, no hice ningún gesto, se mostró tan relajado que me incitó a volver a hablar.

—¡Responde!.

— ¿Que haces tu aquí?.

Su pregunta me tomó por sorpresa, lo mire con cara de "¿En serio?" Sostube bien la escoba, tenía miedo, pero no quería demostrarlo.

— ¡Es mi casa! — exclame molesta — Y llamare a la policía.

Este paso su mano por su cabello y sacó su cigarrillo de la boca al igual que el humo, me miró fijamente y bufó antes de decir...

— Llamalos.

¿Como es que no lo asusta? ¡Dios! Sta en mi patio, se metió en propiedad privada, y luce tan relajado ¡Es una locura!.

— Los llamare...— retrocedí sin quitarle la mirada de encima — No te muevas...

Entre corriendo para comer el teléfono que se encontraba en la sala de estar y llame a la policía, ahora mismo mis piernas temblaban, no sabía de qué era capaz ese chico, eso me aterraba.

Fui de nuevo al patio para percatarme de que no haya escapado, y no, ahí seguía sentado sin ninguna preocupación.

Levante la ceja al escuchar que la llamada me mandó al buzón, nadie contestó, volví a llamar y pasó lo mismo.

— Tal vez esas marcando mal...

— No, estoy marcando bien... — volví volví marcar — Se lo que hago.

— novecientos once, no es muy difícil — volvió meter el cigarrillo a su boca.

Rodé los ojos, de verdad aun no creía que la policía tardará tanto en contestar, eso es tener muy mala suerte.

— Bien, mi padre vendrá en unos — mire el reloj de mi muñeca — Diez minutos. Es parte de la policía...

—¿Y por qué no le llamaste a el?.

Iba a responder pero me dejó sin palabras, ¡Carajo! Era cierto, de verdad que a veces no soy muy lista...

— Mejor cállate — dije molesta.

Me cruce de brazos, solo diez, nueve minutos para que papá llegue, y ese chico amas volverá a poner un pie en mi patio.


El Patio || Finn Wolfhard y Tu || Donde viven las historias. Descúbrelo ahora