Capítulo 08.

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Jungkook frunció el ceño cuando la aguja perforó su piel, se concentró en mirar a Namjoon para evitar ver su sangre salir de su cuerpo. Cuando el hombre le hizo despertar y levantarse temprano para ducharse y ponerse ropa limpia, nunca se imaginó que era para algo así.

La llegada de un médico acompañado de un enfermero muy joven a la habitación le asustó al principio, pero Namjoon lo calmó con un beso dulce en los labios. Demasiado dulce y cariñoso que le hizo sentir un mareo.

¿Esto es necesario? Ya dije que estoy bien, no tengo nada dijo el menor cerrando los ojos cuando la aguja fue saliendo y en su lugar, un enfermero dejó una bolita de algodón con alcohol en la zona.

Es necesario joven, usted presenta un grado de desnutrición y quién sabe que más encontraremos con las muestras de sangre que tomamos. Para obtener un diagnóstico acertado necesito revisarlo en mi consultorio, en el hospital. Allí también se encuentra un buen nutriólogo que es muy bueno en su campo.

Namjoon se acercó un par de pasos, con los brazos cruzados sobre su pecho al desnudo. El aura imponente de Kim hizo que el chico en la cama cerrara inconscientemente las piernas.

Jungkook, déjame hablar con él a solas acerca de tu tratamiento.

El mencionado asintió lentamente, perdido entre sus recuerdos de la noche anterior. Antes de levantarse respiró hondo e intentó caminar correctamente, el trasero y las piernas le dolían por tanta actividad sin descanso. Namjoon tenía un gran aguante en la cama, y también en el sofá.

Al cerrar la puerta se preguntó si esas personas corrían peligro, ¿ellos sabían ante quién se encontraba y lo que es capaz de hacer? Por un momento tomó el pomo dispuesto a interrumpirlos y tal vez ayudarlos a salir de allí, pero él estaba en una situación no tan favorable.

Tenía que ser un buen chico y cumplir con cada orden dicha por Kim Namjoon si quería conservar su patética vida y regresar a las calles a sufrir.

Suspiró y decidió irse. Bajando por las escaleras logró escuchar un par de risas que venían del comedor, eran Seokjin y Yoongi, la pareja que lo llevó a ese lugar sin escapatoria. Se asomó con curiosidad y los vio compartiendo un gran almuerzo junto a besos y miradas que expresaban su amor con un simple brillo.

El peli morado llevó una servilleta a los labios de su pareja para limpiarle, causando una risita en el hombre ante la calidez en que lo hacía.

No soy un niño, Jin. Puedo limpiarme por mí mismo.

Lo sé pero me gusta hacerlo contestó Seokjin al terminar y dejó un beso en la mejilla del pálido de mala cara ㅡ. Vamos Jimin, quita esa cara.

La cabeza me va a explotar, joder se quejó el hombre tocando con una mano la zona adolorida ㅡ. Juro que es la última vez que bebo de esa forma.

Jimin, eso has dicho en tus últimas tres borracheras Min recordó.

Esta vez es en serio, de verdad. No volveré a beber. Es más, hay que deshacernos de las botellas que tenemos en la alacena dijo acomodando sus lentes oscuros.

Jin rió ante lo gracioso que lucía su amigos. Con el cabello azul revuelto y aun en pijama, seguramente ganaría un regaño por parte de Namjoon por no estar vestido de la forma que le gusta.

¿Escucharon los gritos de anoche? Me atrevo a decir que Namjoon se lució con el pobre Jungkook dijo Jimin tomando una taza humeante de té entre sus manos y recargándose en la mesada.

Maldición, ni me lo recuerdes gruñó Min rodando los ojos ㅡ. Más les vale limpiar ese sofá porque no pienso volver a sentarme en él, que asco.

En sus manos | namkook.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora