Capítulo 1: Primera mirada.

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11/ Septiembre/ 2023. Alemania- Kiel: Internado Centaurea Cyanus.

-Si papá, ya voy en camino y los chicos ya están allá- respondo mientras escucho a mamá suspirar por el altavoz.

-Bueno, cariño te dejamos para que conduzcas tranquilo- dice finalmente.

-Esta bien, les aviso cuando llegue y...- mamá me interrumpe.

-Hijo, que es tu último año, invita a salir a...- ahora quien la interrumpe soy yo.

-Mamá, basta.

-Bueno...- suena un poco molesta- te dejamos.

-Adiós campeón- dice papá.

-Adiós, hablamos luego- respondo y corto la llamada antes de que mamá vuelva a sacar el tema de la cita.

Subo el volumen a la música.

No puedo creer que voy feliz de la vida a mi primer día del último año en el internado.
He logrado todos mis objetivos, menos uno: conquistar a la chica que me quita el sueño.
Creo que eso es muy complicado.

Nunca he cruzado palabras con ella en todos los años que llevamos aquí y diciendo "nunca" es porque es completamente en serio, ni siquiera "hola", "gracias" o "permiso".

Nada de nada.

¿Por qué es tan hermosa? Creo que decir que estoy obsesionado se quedaría corto, cualquiera que vea mi habitación en casa de mis padres me demandaría por acoso.

¿Ella lo haría?

En fin, este es el último año que tengo para invitarla a salir porque ella ( ya investigue) quiere estudiar en Inglaterra y... Estaríamos lejos como para tratar de conquistarla.

Mi madre es la única que sabe de mi gran obsesión por esa linda chica rubia.

Observo a muchas personas caminando por la entrada principal del internado, veo muchas caras nuevas, pero logro ver a muchas conocidas de los años anteriores, todo el mundo observa mi auto al pasar, como si nunca han visto un Porsche último modelo.

Aparco en el estacionamiento del dormitorio de chicos, al salir me reciben las sonrisas coquetas de muchas chicas de diferentes años, yo les sonrío y saco mi bolso sin prestar atención a lo que me dicen.

Ella no está por aquí ¿Verdad? No me vendría a ver como una "fan", nunca lo hace, casi ni le presta atención a que estoy vivo.

Las chicas no me dejan caminar, un profesor se apiada de mi y les dice que se vayan.

Yo les pido disculpas y camino lo más rápido que puedo hacia mi habitación.
Entro y un feliz Brant brinca encima de mi.

-Dios, no sabes cuánto te extrañé, estos dos están más raros que antes y son una perdición.

Observo a Edwin que lee un libro sentado en su cama y me da una pequeña sonrisa de bienvenida, Armin deja su juego en la computadora y se levanta a chocar los puños conmigo.

-Yo les veo igual que siempre- digo separando a Brant de mi.

-Bienvenido y no somos una perdición, es que este imbécil quiere salir a ver a las chicas nuevas tan rápido- me dice Armin mientras abre una botella de agua.

-Sé cómo es de ansioso- respondo sonriendo.

Estos chicos ya no son unos niños flacos de primer año, incluyéndome, ahora tenemos dieciocho y según todo el internado, somos los chicos más inteligentes, atléticos y apuestos de todo el lugar.

Edwin se levanta y se quita el sueter, al instante vemos su torso y brazos tatuados, se va sin decir nada hacia el baño, a los pocos segundos se escucha la ducha.

Todos los días veo tu foto.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora