Capítulo 38: Amor que duele.

146 39 0
                                    

—Estamos cerca— dice Dominik— solo faltan unos pocos pasos.

—¿Y cómo sabes que tu cuerpo sigue ahí?— pregunta Armin.

—Cierto ¿Y si esos asesinos lo movieron?— pregunta Adelaide.

—Todos los días cuando ustedes se iban a dormir, yo me venía hasta acá y ellos no mueven mi cuerpo, pero si están planeando qué hacer porque están asustados— responde Dominik.

—¿Asustados de que los encuentren?— pregunto y él asiente.

—Claro que deben de estarlo, a pesar de que todavía no se sabe quiénes son— dice Adanys enseñando las noticias que tiene en su teléfono— hay rumores en las noticias de que son los culpables de la desaparición de todos ustedes.

—Pero claro, solo son rumores— dice Brant.

—Nosotros les mandamos notas a nuestras familias— dice Regina.

—Si, deben estar preocupados, pero Adanys ¿La policía no ha emitido una búsqueda para nosotros o si?— dice Edwin.

—Si lo hicieron, por eso hay rumores, son tanto que hay hasta algunos que dicen que ustedes podrían aparecer muertos como Dominik.

—Bueno, esto dejará de ser una locura cuando llamen a la policía desde esa casa— dice Dominik.

—¿Estas bien?— pregunto mirando su expresión triste.

—Si, estoy feliz, pero a la vez triste, no es fácil porque pronto dejarán de verme.

—Dominik...— me se quiebra la voz.

—Quiero que todos me hagan un favor— dice más duro, todos de detienen para verlo— cuando me vaya, traten de superar mi muerte y vivir de la manera más feliz posible, sé que no es sencillo lo que pido, pero no los quiero ver sufrir desde donde estaré.

Todo estamos llorando.

—No es para nada sencillo— dice Edwin mirando sus pies.

Caminamos un poco más y es cuando vemos una casa que a los lejos no se ve nada mal, cuando nos acercamos logramos notar que no parece abandonada ya que según Dominik, esos imbéciles vienen todos los días.

—Necesariamente no tienen que ver mi cuerpo ni cómo fueron mis condiciones durante mis últimos días, si quieren, ya pueden ya llamar a la policía porque tardarán en venir.

—Yo si tengo que verlo ¿Cierto?— digo y él me mira con lágrimas en los ojos.

—Si, lo lamento tanto...

Me quedo callada y le doy una sonrisa triste, suelto el gran bolso que llevo encima.

Después de unos minutos, Brant habla.

—Supongo que esta es la despedida.

—Si, lamento no poder seguir golpeando la parte de atrás de tu cabeza cuando haces o dices algo estúpido, madura de una vez para que Edwin y Armin no tengan que hacerlo.

—No prometo nada Dominik, gracias por ser nuestro amigo y... Te quiero mucho, cuídate— responde.

Dominik le sonríe para después ver a Armin y Regina.

—Son tan tiernos y dulces que a alguien podría darle diabetes.

—Gracias por confiar en mí como si fuera tu segundo papá, nos vamos a volver a ver y volveremos a ser amigos— dice Armin.

—Gracias por todos Dominik y me alegra que seas tú el amor de la vida de Elba— dice Regina— espero que vengas a nuestra boda, así sea que no podamos verte.

Todos los días veo tu foto.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora