Capitulo 7. Jugando con fuego

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Narra Brandon.

me agrda poderme llevar bien con ella. Lo que no me agrada es saber que casi tuve que acotarme con ella para que las cosas funcionaran.

Continuó preparando la parrilla bajo el maldito sol infernal que cae sobre mi cuerpo entero. Detesto sudar, para muchas chicas es sexy, pero definitivamente para mi es asqueroso.

Al limpiar mi sudor de la frente veo a Vicky salir en dirección al lago en un lindo bikini.

—me gusta— me tomo la molestia de analizar con mis ojos desde sus piernas hasta su cabello callendo por sus hombros y cubriendo sus pechos un poco

—¿y el tuyo?— cruza sus brazos finjiendo seriedad y firmeza. Como si eso fuera posible en ella

—ni sueñes que me veras en un traje de baño— ella ríe y despues continua con esa postura firme

—¿ah no?— lo hace sonar como un reto. Baja ambas manos a su cintura, enarca sus cejas y dibuja un sonrisa perversa en esos labios finos

–no— hago lo mismo que ella y llevo mis manos a mi cintura, saco mi pecho y levanto la cara y tambien sonrió de forma perversa.

Pero pronto me arrepiento de haberla retado, pues tengo sus manos desabrochando el boton de mi pantalón.

—espera, espera— retiro sus manos y ella comienza a reir —lo haré yo— me quito los jeans y los dejo a un lado del lago

—vaya, no es tan dificil— la miro por unos segundos y despues la levanto del suelo y corro los pocos pasos que faltaban para llegar al lago, ahí la suelto y ella comienza a patalear como loca

—no sé nadar— oh oh, en seguida la pego a mi cuerpo y evito que se hunda en el lago

—lo siento— retiro el cabello mojado de su rostro, al parecer ya está tranquila, pero no dejo de abrazarla con fuerza.

Entonces pasa, mis labios se unen con los de ella y todo comienza con un beso dulce, ahora sus labios saben a fresa, a noche sabían a vodka. Definitivamente estoy dañado de la cabeza al besar a está chica, pero de un momento a otro todo regresa a mi cabeza y recuerdo que kate está adentro y que tengo prohibido besar a su hija adolescente.

—lo siento— digo con una voz realmente baja, estoy muy arrepentido de haberlo hecho

—yo lo siento— baja su mirada al agua, en el reflejo de está puedo ver sus mejillas rosas y su sonrisa picara

—ven, te enseñaré a nadar— la llevo a un lugar un poco menos profundo y comienzo a explicarle algunas cosas, despues de un rato parece que nada como un cachorro pero al final aprende a no hundirse en la profundidad.

—pensé que nadar era mas difícil—dice con gran entusiasmo y una enorme sonrisa

—solo es nadar, no es nada de otro mundo— admito de forma simple, pero ella hace una cara de disgusto —¿que sucede?

—cuando tenia cuatro, mis papás y yo fuimos a la playa, una ola me arrastró varios metros adentro de las profundidades— me quedo de piedra al escuchar eso —desde entonces le tengo miedo a los lagos, mares y ríos. A las albercas no, pero de igual forma nunca me alejo de la parte donde mis pies tocan el suelo

—bueno, miedo superado— trato de animarla, parece que recordar eso la hizo perderse en el recuerdo

—creo que sí— se encoje de hombros y se levanta del suelo

—creo que tu madre no pretende salir nunca, deberiamos darnos una ducha y salir a comer. Empieza a hacerse oscuro—veo el sol escondiéndose detras de un par de montañas y algunas aves volando

—sí— me da un pequeño golpe en el hombro —el último es una caca embarrada en papel— corre a dentro pero yo soy mas rapido que ella

—corre a ducharte pequeña caca— ambos reimos y vamos a nuestras habitaciones

—no, ya te lo dije, el precio no puede bajar. Estaríamos perdiendo prácticamente todo— en cuanto entro a la habitación veo a Kate rondando mientras habla por telefono con quien parece su asistente —mira, no me importa que sean buenos clientes, si no pagarán lo que estoy pidiendo diles que tomen toda su empresa, la hagan rollito y se la metan por el...— Kate se queda callada al verme parado en la puerta, pensé que ya lo había notado —habla con ellos— corta la llamada y se acerca conmigo

—creo que tienes mucho trabajo— trato de forzar una media sonrisa, pero termina por convertirse en un gesto raro

—malditos clientes— exclama cansada

—iré a ducharme, en un rato prepararé las hamburguesas— tomo mi toalla y estoy a punto de entrar al baño

—pensé que ya estaban listas— no sé como interpretar eso, suena a reproche pero igual no digo nada y entro a la ducha.

Al salir me pongo una camisa sin mangas color negro y unos jeans negros.

—hola amor— veo a Kate sentada en el sofá mirando la televisión

—hola Bran— sonríe muy poco animada

—¿no la estas pasando bien?— me acomodo junto a ella

—claro que sí. Es solo que el trabajo me absorbe y no quiero que pienses que estoy loca por mi trabajo, solo quiero lo mejor para Vicky— parece frustrada, como si no le saliera nada bien, como si Vicky no tuviera todo lo que merece

—solo necesita a su madre— abrazo a Kate y despues beso su frente, ella toma mi cara y baja mis labios hasta sus labios, todo empieza con un simple beso y despues termina en Kate recostada y yo sobre ella

—¡ay por dios! ¡usen su habitación!— de pronto escucho la voz de Vicky y enseguida me separo, como si me sintiera culpable o como si me hubiera encontrado con las manos en la masa ¿por qué?

—hola bebita— dice Kate algo apenada, con el rubor en sus mejillas

—tengo hambre— dice algo molesta y despues sale de la cabaña

—creo que a la próxima debemos poner un recordatorio que diga que tu hija está aquí— trato de ponerle humor a la cosa y funciona, pues Kate suelta una risita y despues sale conmigo a donde se encontraba el asador.

Veo que Vicky no deja de mirarme con demasiado recelo, parece que se molestó por lo de Kate, pero por dios, soy el novio de su madre, no puede enfadarse por eso.
Llega un punto en el que me molesta la insistente mirada de odio y decido actuar

—rayos, olvide el sazonador— miro a Vicky —¿podrías ir por el?— parece que no lo hace con muchos animos y se levanta, entra a la cabaña y despues la sigo.

No me agradan las niñas berrinchudas, sin duda alguna Victoria era una y eso iba a cambiar.

—¿se puede saber por que ese cambio tan tonto de comportamiento?— la hago girar sobre sus pies y quedar de frente a mí

—¿te atreves a preguntarlo?— me desconcierta totalmente su pregunta

—sí, responde— pido firme y molesto, ella revisa por la ventana que Kate siga a fuera o al menos eso creo que es lo que ve

—no está bien jugar con dos chicas y mucho menos si son madre e hija— camina a las cajas con equipaje y busca algo, no sé que es —aquí tienes tu sazonador— me entrega el frasco y despues regresa con Kate.

Ella tiene razón, soy un imbécil, no debo jugar con los sentimientos de ambas, pero Victoria fue la que inició éste gran problema haciéndome entrar en su maldito baño y comerme a besos... ¿a quien quiero engañar? Todo fue mi culpa

Soy tu padrastroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora