ੈ♡. OCHO

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O2. O1. 22

El rubio despertó con el peor dolor de cabeza de la historia. Su salud había sido delicada muchos años, sufría constantemente de malestares estomacales y de cabeza, sumándole a su mala alimentación, era constante sufrir ciertos dolores, pero nada comparado a lo que aquella ¿tarde? ¿Mañana? sentía.

Su cabeza daba mil vueltas, su estómago estaba tan revuelto como nunca había estado, su cuerpo dolía y su visión estaba borrosa e iban tan rápido como si jugara minecraft con la sensibilidad al máximo, además de que los sonidos se intensificaban.

Un suave sonido vino de la puerta de la habitación que compartía con su prometido. Por primera vez, notó que la habitación estaba casi a oscuras, las cortinas color vino estaban cerradas sin permitirle a la luz ingresar para nada.

— ¿Despertaste amor? — susurró Puppet acercándose al menor con una bandeja de desayuno dejándole un beso en la frente.

— Sí, eso creo — respondió Golden empezando a estirarse, pero le fue imposible gracias al horrible mareo.

Horas más tarde, y después de sentirse levemente mejor, el rubio recostó suavemente su cabeza en la pierna derecha del pelinegro apunto de quedarse dormido nuevamente. Ya era consciente de que eran las seis de la tarde y que había dormido casi toda la mañana. El mayor jugaba con las ondas de su cabello, enredándolas en sus dedos con delicadeza.

— Oye, cariño, ¿te puedo preguntar algo? — cuestionó Puppet mirando curioso a Golden. Éste asintió —. ¿Por qué te emborrachaste de esa manera? Digo, tú nunca tomas, ¡ni siquiera sabes cómo tomar!

— La verdad... No recuedo casi nada — respondió el menor —, lo que sí me acuerdo es...

‹ Estaba molesto porque Gabriel sabía de mis broncas con mi viejo, digo, mi papá. En realidad odio que la gente ande atrás y atrás de mis broncas, más si Noam tuitea hasta cuando una mosca vuela en su cuenta pública. Me gusta ser artista, pero no me gusta que me chismeen. En fin, justo al lado había una botella de champán, y dije, ¿por qué no unos cuantos vasitos? Entonces, llega mi "queridísimo" Dylan a joder. Empezaba con sus estupideces de "¿y cuántos vas ya?" Le respondí que unos cinco vasitos. Y al muy inteligente se le ocurre que hagamos carreritas. El ganador debía acabarse CINCO botellas antes de que acabe la fiesta. Tú sabes cuánto odio que me reten, aparte, él ya iba dos, solo le faltaban tres. Solo recuerdo lo que pasó hasta la mitad de la segunda, lo demás no sé ›.

— Entonces — dijo Puppet en tono serio —, ¿casi te atropellan porque hacías carreritas de quién toma más con Dylan?

— Si lo dices así suena muy mal.

— ¡Es terrible! Fue una irresponsabilidad total.

Golden asintió.
— Ya lo sé, pero con cinco vasitos encima sonaba muy racional.

Puppet no pudo evitar sentirse levemente molesto.
— La próxima vez, toma agua y come intercalado con el licor. — Dijo cruzándose de brazos. — Disminuye los efectos.

Golden se levantó e inclinó hacia la mejilla del mayor, dándole un beso en su mejilla y proporcionándole un suave abrazo.

— Gracias por cuidarme, perdón por haberte preocupado.

Puppet suspiró, acariciando las mejillas del menor y acercándolo para darle un suave beso.

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