Capítulo 7: Vacaciones con Gian

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A la siguiente semana ya por fin eran vacaciones, y aunque Rigoletta era la encargada de poner todos los adornos navideños, le pedí a mi mamá que me dejara invitar a Gian para que se quedara a dormir unos días y a cambio ambos le ayudaríamos a Rigoletta a poner los adornos, todos ganábamos... Bueno, no sé cómo podría salir ganando mi mamá... Supongo que viéndome feliz ¿verdad?
El primer día que vino a quedarse, mientras sacábamos todo el festón de la bodega de una caja de adornos le conté de mi última experiencia con Azán.

-¿Entonces dices que mataron a alguien de su familia?
-¡Sí!
-¿Y le dijiste a tu mamá?
-¡No! ¿cómo crees? Ni si quiera sabe de la primera vez que salí, no sabe nada.
-Bueno, y aunque le dijeras, a lo mejor ni te hace caso, o ni te cree y te regaña ¿verdad?
-Mmm... No ¿por qué mi mamá haría eso?
-Mi mamá sí lo haría.
-No pues mi mamá no, bueno, tal vez sí me regañe por salirme sin permiso, pero no pienso que no me creería o no me haría caso. Mi mamá siempre me escucha y se sienta a hablar conmigo, y a veces no le entiendo algunas cosas, pero me gusta que lo haga.
-Sí... Tú mamá es genial, es muy divertida, ojalá fuera mi mamá.

Vaya, en ese momento no supe que decirle, solo seguí sacando el festón, lo llevamos hacia otra habitación para que pudiera usarlo  Rigoletta y regresamos a la bodega por otra caja mientras retomaba el tema de Azán.

-La verdad tengo miedo porque no sé si Azán y esas personas sean en verdad buenas... ¿Por qué matarían a uno de ellos?
-No tengo idea. ¿Tú crees que sea malo Azán?
-No, digo, sí es un poco raro, y me pone nervioso, pero las dos veces que lo ví no me hizo sentir inseguro o que me fuera a hacer algo malo.
-Quisiera conocerlo.
-Dijo que vendría en unos meses, puedes venir a quedarte y juntos podríamos ir en la noche.
-Si es que sigo viviendo aquí.
-No me acordaba de la deuda que tenían tus papás con la iglesia.
-Sí, y ahora este año nuevo, tendremos que ir con los de la iglesia al Capodanno.
-Oye qué padre, siempre sale en la tele.
-Pero yo no quiero ir, ni si quiera podremos ver bien el desfile, ni disfrutar las actividades y juegos, ni si quiera ver los fuegos artificiales.
-¿Por qué?
-Pues porque vamos a estar vendiendo comida, cada uno con su carrito distinto, y no lo dejaremos hasta que acabe todo.
-Voy contigo.
-¿De verdad?
-Claro
-¡Síiiii, por favor!
-Le pediré permiso a mi mamá y listo. Philippo me puede llevar.
-Solo que es hasta Florencia.
-Pues no es tan lejos ¿o sí?
-Una hora en carro.
-Ah, ahí está, no está tan lejos.
-Pero no sólo será ese día, también nos quedaremos para la fiesta de La Befana, y mi mamá será La Befana, es pasar casi una semana ahí.
-Entiendo...
-¿Crees que aún así te puedas quedar?
-Bueno... Pues le pregunto, a ver si me deja. ¿Dónde se van a quedar?
-Tenemos que quedarnos en un albergue que es especial para miembros de la iglesia.
-Le diré a mamá que si busca un hotel también para que me quede con Philippo.
-No, no, no, quédate conmigo, no me quiero quedar solo.
-Pero no vas a estar solo, vas a estar con tus papás.
-Es que mi papá me da miedo.
-Desde el otro día dijiste eso ¿por qué te da miedo?
-Es que es muy extraño cuando toma, a veces llega apestando a alcohol.
-¿Y te pega?
-Sí... Bueno, no, no me pega.
-¿Sí o no? (Decía en tono burlesco y medio sonriendo para tratar de disimular mi nerviosismo y preocupación)
-Es que me da sapes, pero el dice que no es golpe porque no tiene el puño cerrado.
-Pero te lastima ¿no?
-Pues sí, pero tengo que decirle que no, porque si no él me dice que me enseñará lo que es lastimarme de verdad.
-...
-No le vayas a decir a nadie.
-No.
-Prometelo.
-Sí, lo prometo. ¿Y qué más te hace?
-Y... pues... ya, nada más.
-¿Seguro?
-Sí.
-Bueno... Oye, a ver tu cabeza. ¡Mira sí te ayudó el tratamiento! Se te ve mucho mejor.
-Sí, ya no me da comezón, pero aún así tengo mis hoyitos sin pelo.
-Ay, no te preocupes, ya te crecerá pelo de nuevo ¿quieres ver Hubble? Ya va a empezar, podemos decirle a Rigoletta si nos hace palomitas.
-¡Va!

"Hubble" era una serie animada que nos encantaba, apenas sería la primera temporada de lo que más tarde se volvería la más exitosa serie animada de los últimos tiempos. Trataba sobre unos amigos que vivían en el mismo vecindario y un mago que los ayudaba a convertirse en seres espaciales muy poderosos con diferentes habilidades, cada uno siempre era un planeta distinto,  y siempre tenían diferentes aventuras y debían pelear con el malvado Hawk Hawking, un hoyo negro que quería acabar con todas las galaxias que se cruzaran por su camino. Gracias a esa serie, tanto Gian como yo empezamos a amar al espacio y los misterios que habían dentro de él.
Esos días que se quedó en mi casa, una de las cosas que más aprovechó fue ver ese programa, ya que el no podía verlo en su casa, para empezar porque ni si quiera era del país, no se podían trasmitir programas de cualquier clase a que no fueran italianos. Los creadores eran un canadiense, un estadounidense, y un mexicano, era obvio que tenían otra clase de ideas y con una vida más libre de pensamiento y no tan retrógrada como la que teníamos aquí. Entonces si se preguntan como yo sí podía verlo, años más tarde me enteré que mamá le pagaba a alguien para que en mi casa se pudieran transmitir señales de canales de países del otro lado del mundo. La razón era sencilla, ella calificaba como basura el contenido infantil que mostraban aquí. Mi mamá siempre se fijó en todo.

-Wow, no puedo creer que ya se acabó.
-Ya sé, habrá que esperar hasta la próxima semana para el siguiente capítulo.
-Sí, lástima que no lo podré ver.
-Pues vienes a mi casa de nuevo.
-Pero ya voy a quedarme estos días.
-¿Y qué? Tú puedes venir cuando quieras.
-¡Genial!
-¿Y quién es tu favorito? El mío es Abismo Blanco.
-Pero ese apenas si salió, ya hasta el final.
-Pues con eso tengo para decir que es mi favorito, yo soy ese.
-Pues yo soy... Mmm... Yo soy Tellus Mater.
-¿En serio Gian? ¿Quieres ser el que protege al planeta Tierra?
-¡Síiii!
-¿Pero por qué ese? Es muy aburrido.
-No es cierto, tiene todos los poderes del planeta. Controla el agua, el fuego, el aire, la tierra y pues todo.
-Pues sí pero... Abismo Blanco le gana.

Al día siguiente después de desayunar unos deliciosos maritozzos, que son panecillos tan suaves como algodón y rellenos de nata, con sus respectivo vaso de leche, salimos al jardín trasero juntos con mis juguetes, unas pistolas de dardos y una máquina para hacer nieve que mamá recién me había regalado para que jugáramos con ella simulando que había nieve.
En Toscana en esta época era un poco extraño el clima, pues aunque el cielo estaba despejado y el rayo del sol nos daba sin problemas, el ambiente era frío, no pasábamos de los 10 grados centígrados.
En medio del juego, recordé el costalito que me había dado Azán y pensé que sería buena idea mostrárselo a Gian, así que fui rápido a mi cuarto por él.

-Mira esto Gian.
-¿Qué es eso?
-No tengo idea, pero me lo dio Azán.
-Está todo negro. (Dijo mientras le abría el costal y él se asomaba)
-Ya sé, y la verdad no sé lo que haga.
-Se siente como arena. (Dijo mientras metía su mano)
-¿Y ya?
-Sí, como arena nada más.
-Que extraño, pero me acuerdo que dijo que con esto aflojó la tierra del piso.
-¿Y tú para que quieres aflojar la tierra del piso?
-No pues no quiero.
-¿Y entonces para qué te la dió?
-No sé Gian.
-Mmm, pues hay que ponerla en la tierra a ver qué hace.
-Vale, hay que hacer un círculo.
-A lo mejor y aparece Azán y su familia debajo de donde lo hagamos.
-No inventes, cómo crees.
-Pues quién sabe, podría ser.

Hicimos un círculo con esa sustancia que venía en el costal, nos quedamos viendo el suelo por un minuto y no pasó nada, así que seguimos con nuestras actividades, jugamos con la nieve, recogimos todo, y al ver que aún no pasaba nada con el suelo, nos metimos a la casa desilusionados. 
Finalmente, Gian se fue al tercer día de regreso a su casa, nos abrazamos, y no dejabamos de mover nuestra mano en forma de despedida mientras se subía al auto con Philippo, y éste arrancaba hacia la carretera. Sentí feo, era como si no quisiera irse.
Esa misma noche, en la cena, hablando con mamá le pregunté si podría acompañar a Gian y a su familia en su viaje para año nuevo.

-De ninguna manera vas a ir David.

Continuará...

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