Izuku estaba acostumbrado a la vida en Yuuei, un pueblo cuya tierra desbordaba magia en el viento de su "eterno otoño".
Y estaba bien.
Él era parte del secreto más grande que la magia de su eterno otoño podría esconder, él era parte de la manada T...
We are the sleepers We bite our tongues We set the fire And we let it burn Through the dreamers We hear the hum They say, "come on, come on, let's go"
Somos los dormilones Nos mordemos la lengua Encendemos el fuego Y dejamos que arda A través de los soñadores Escuchamos el murmuro Dicen "Vamos, Vamos, hay que ir"
— Of Monsters And Men (We Sink)
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Diez meses se dicen poco.
Izuku lanzó un puñetazo que fue interceptado firmemente por los brazos de Ochako que, en un movimiento demasiado rápido para sus ojos, lo hizo caer al suelo.
Solo le tomó seis meses al Alfa de la mandada convertir a la dulce Ochako Uraraka en un arma humana.
El ex miembro del equipo de lucha yacía en el suelo después de que su trasero fuese pateado por una mujer a la que doblaba en altura y peso. Pero lejos de estar enojado, estaba complacido. El peliverde se apoyó en sus codos para ver como Rumi llegaba y chocaba los cinco con Ochako, las dos humanas más fuertes y letales que conocía.
El Alfa Endeavor había entrenado a Rumi personalmente y mandado a hacer la barra de plata con la que esta se defendía; mientras que Katsuki fue un poco más allá y le dio a su amiga un par de dagas de plata al darse cuenta de que la castaña era mortalmente efectiva en combate de corto alcance.
Y no le sorprendió saber que, de hecho, Tenya se sintió más cómodo con un rifle entre sus manos. En menos de tres meses, el inofensivo tatuador, Tenya Iida, podía dispararle a un objetivo en movimiento desde grandes distancias; las balas de plata seguían guardadas en lugares estratégicos por si alguna emergencia se hacía presente.
Los tatuajes de Kota estuvieron listos también, la presencia del nuevo Alfa y de su pequeña compañera hicieron que el brujo más joven pudiera resistir sesiones más largas y seguidas.
Diez meses se decían poco, pero no había rastro de los Omegas por ninguna parte.
Pronto se cumpliría el primer aniversario de la partida de Enji Todoroki y también del ascenso de Katsuki a su lugar.
Ochako se acercó a él y le extendió la mano, Izuku aceptó su ayuda para ponerse de pie nuevamente. Era un sábado por la tarde y la manada había regresado a la rutina de los entrenamientos, era casi nostálgico.
Fueron meses en los que la manada se unió aún más, Izuku ahora podía sentir con claridad los lazos que lo unían a Ochako y Tenya, lazos que se hicieron aún más fuertes cuando ambos aparecieron con una marca de mordida en el cuello después de haber consumado su relación con Mina.
