IV. El día en que empecé a dejarte de odiar

476 51 23
                                    

Universidad Nacional de TeyvatComedor central11am

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Universidad Nacional de Teyvat
Comedor central
11am

- Insisto, lo digo como tu mejor amigo, claro que solo tienes un amigo, verdad, pero, deberías dar el paso y decirle, del odio al amor hay solo una besuqueada - Explicó Tartaglia partiendo con sus dientes una papa frita en medio de un gesto coqueto que asqueó a Morax.

Era el primer descanso de ambos después de su primer bloque de estudios, ese día el clima estaba soleado, y todo el mundo parecía lo suficiente ajetreado para envolver a los demás con ese ánimo, la razón; La obra de teatro semestral que hacían, vaya, los del club de teatro, eso explicaba las guirnaldas en el techo, quizá también los folletos en cada pared, la música e incluso que el menú de esa semana fue modificado para generar revuelo en la comunidad estudiantil. El tema de la obra al parecer ese semestre había sido estilo libre, o sea, más bien, que el club debía escribir su propio guión. Él no estaba muy informado, en realidad era algo que muy pocas veces le llamaba la atención, y si esa tarde pensaba asistir a dicho evento en el auditorio de la institución, era nada más y nada menos que por su primer fuerte amor, un joven que al parecer llegaba a los uno setenta por obra y gracia de los cielos, era condenadamente precioso, presumiendo a cada instante de unos ojos color esmeralda, un azabache cabello con tinte azul es sus trenzas, una piel de principe y una cintura fina que provocaba envidia al llevar esos corsets a paso de realeza.
Su nombre era Barbatos, o Venti, como le gustaba ser llamado, lo había estado viendo casi desde que entró a la academia, era alguien que siempre tenía amigos alrededor, le pareció amigable, y pensó que no perdía nada yendo a hablar con él. Pero cada vez que cruzaban palabras, el más bajo se ponía a tartamudear y le decía que estaba ocupado para ponerse a platicar. O eso fue al inicio, con el pasar de los meses Zhongli se dió cuenta que los malos gestos hacia su persona no eran un juego infantil, de verdad le caía mal al enano, él estaba muy seguro de eso. Pero Childe no tenía la misma idea, cada vez que perdía la esperanza, él le llenaba la cabeza de ilusiones diciendole que se volviera a acercar, no le veía mucho caso porque siempre terminaba de la misma manera. De verdad que era un iluso.

- No voy a besuquearlo de la nada, me va a soltar un derechazo - Se quejó con claro temblor. Ya había visto a alguien intentar hacer lo mismo, y terminó en enfermería al recibir un golpe de Venti, uno solo. - Lo iré a ver de lejitos. Estoy bien con eso. - El pelinaranja lo vió cruzarse de brazos muy decidido con ese caracteristico ceño fruncido, que solo podía significar dos cosas; estaba enfuruñado, o estaba diciendose a si mismo que lo que él pensaba era ley, de ese modo no caía en las mentiras de alguien más. Aunque en defensa de Childe, no eran mentiras, él era un experto gurú del amor, tenía muchas hermanas menores que siempre le daban consejos, y ahora podía transmitir sus conocimientos con Zhongli, pero este no se deja llenar de sabiduría, era claro que entre Venti y su amigo existía la chispa. Sí, se trataban como perros y gatos, pero él apostaba su adorado brazo izquierdo a que esos dos, bueno, Venti, bajo esa enorme capa de cachorro arizco, sentía algo lindo por su amigo alto. Y vaya que le gustaba su brazo izquierdo, le daba unas noches largas exhaustivas que lo dejaban cansado, ah, algún día él también encontraría el amor.

What if i said - ZhongVenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora