Capitulo XXIV

424 11 1
                                    

El sexo es delicioso, placentero, relajante e increíble. Pero hay que ser honestas: no siempre nos apetece. En lo personal siempre vivo con las hormonas a tres mil, con ganas de que me saquen unos diez orgasmos por día, pero bah. Cuando estoy a punto de caramelo me arrepiento, no es que me dé miedo, aunque quizás si, pero no quiero confiar en alguien que luego me arrepentiré y ahí es donde entra él, aun no logro visualizar su rostro bien, pero veo como entra lentamente a mi habitación para posiblemente perderse en mis sabanas.

Me hace señas con sus manos de que me acueste en el suelo, me mira y me va desvistiendo con la mirada, algo que desde lejos me hace sentir exhaltada, le sonrió y él se acerca, me da un casto beso que me excita y se aleja.

Me pide que me quite la ropa mientras el observa, y obedezco fiel a él, su mirada, solo confió en su mirada, me voy quitando la ropa cuidando de no lastimarme la mano izquierda, cuando ya solo me queda la ropa interior me pide que me detenga y eso hago.
No sé que hará, hasta qué...
Ahhhhh! Dios mio, su deliciosa lengua va bajando lentamente hacia mi clítoris, su lengua juega en mí de manera tan asombrosa que me hace retorcerme del placer y no puedo parar. De pronto para, deja de acariciarme y comienza a bajarse los pantalones al mismo tiempo que contempla mi cuerpo semidesnudo y delicadamente entra en mí haciendo movimientos suaves y pausados que van aumentando conforme nuestras miradas, cada vez es mas intenso y las ganas de gritar son cada vez más fuertes, pero no me deja gritar, ¿no quieres despertar a alguien o si? - susurra en mi odio y me estremezco. Cada vez se vuelven mucho más fuertes sus movimientos, sus embestidas cada vez son tan profundas, y lágrimas salen, quiero gritar y justo cuando ya estoy a punto de gritar, él no me da tiempo y me silencia con un fuerte beso, yo araño su espalda cubierta por aquel traje que estaba cálido por el calor que desprendía su cuerpo, besaba su cuello, mientras gemidos largos salian de mi, no sabia que estar con un hombre fuera esto, y es que su manera de tener sexo es muy distinta a cualquier otra, jamas me senti tan sumisa, como me siento ahora y así es como llegamos al mismo tiempo a un intenso climax.

Estoy completamente exhausta, y el supongo que también, por la manera en la que esta acostado sobre mi, mi respiración sigue agitada y aun después de ese acto tan fabuloso sigo con ganas de que me de otras embestidas.

Lo miro - Deja de jugar con mi cabello - Sonrió.

- ¿Que idea tienes? - Me levanto, dejándolo acostado en el piso, me paro justo arriba de su cara, colocando mi parte sensible en su boca, dejándole como única opción seguir comiendome.

Él observa muy de cerca mi piel y la besa dulcemente. Empiezo a sentir como de a poco va introduciendo sus dedos en mi, mueve de arriba a bajo en movimientos cortos y luego adelante y hacia atrás, hasta que me tengo que quitar de su cara, pues mi cuerpo lo pide a él, nuevamente dentro de mi y me monto a horcajadas sobre él, ¡olvide el condón! - pienso para mi.
Dios, duele! Pero no importa, pronto los dos lubricaremos, empiezo a moverme desesperada, y a besarlo como un bebé se pega desesperado al seno de su madre cuando come por primera vez. Él me va tocando, pellizcos pequeños en los pezones, me aleja y comienza a tomar el control. Muerde mi cuello, me deja chupones en el pecho, hala uno de mis pezones hasta hacerme gritar con tantas ganas como si de un concierto de Adele se tratara. Toma mi cintura y empieza a moverme hacia él, penetrandome cada vez más fuerte, provocándome leves dolores en el vientre, gimo, estoy extasiada, quiero más y más. Y apretando fuertemente mis senos, sin querer soltarlos y sin que yo quisiera que lo hiciese, nos fuimos, nos corrimos juntos.

Mi cuerpo y su cuerpo temblaban ante todo aquello que había ocurrido, toda aquella obra que habíamos creado. Y entrelazados en aquel simple suelo, sin siquiera querer separarnos, me tomó por el cuello, me acercó a su boca y me beso, me beso con fuerza, su lengua peleaba con toda mi boca, con mis labios en especial. Sus manos jugueteaban un poco y yo por nada del mundo quiero que deje de jugar.

Noto como algo húmedo empieza a correr por mi pierna, estoy completamente mojada y sudada. Oh mierda, un sueño, en serio!?!?

El sol entra por una orilla de la puerta, dándome a entender que sí, sólo fue un maldito sueño.

Veo la alarma y son las 6:15am. Y así no quieren que me levante maldiciendo, digo durante salgo de mi cama para echarme un baño de agua fría que realmente merezco.

-Cuanta acción Dayanna ;)- Me digo en el espejo, no es gracioso, pero que más, no me queda de otra.

Un orgasmo más.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora