Capitulo XXIII

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A medio camino recuerdo que no conozco muy bien este lugar digamos, es lunes y son tal vez las 10pm, mi celular esta descargado y yo completamente perdida aunque no lo quiera aceptar, estas calles estan solas y oscuras. Se que habia visto una licoreria porque aqui, la pregunta es donde la vi.
Estaria mas cómoda de no ser porque mi muñeca izquierda esta sangrando, debo dejar de colocar cosas filosas sobre ellas...

Llego por fin a la calle que da con el centro comercial que esta cerca de mi casa, tomo con la poca fuerza que me queda mi bolso, mientras con la mano derecha detengo un taxi.

- Disculpa, ¿cuánto me cobra hasta la urbanización que esta al lado? - Digo, y seco mi frente con mi mano izquierda en puño, dejando a toda vista la herida que apareció magicamente en mi muñeca.

- Joven, montese ¿Se siente bien? - Dice la amable señora, y yo asiento - Su muñeca, esta sangrando.

- Oh, si eso, no es nada - Digo, tomando asiento en el copiloto - Me lastime huyendo de unos chicos que casi me roban, pero no fue nada.

Continuo la conversacion con la señora, que parecia muy preocupada, yo solo actuo como si no importara, pero realmente empiezo a sentir que no puedo más.
De momento mi vista se nubla, pero yo soy mas fuerte, comienzo a presionar la herida, porque parece que no quiere parar la sangre.

                                                                               ******
 Bajo rapidamente, le pago a la señora y no espero por el cambio, entro corriendo a la casa, al entrar Iliana esta en el sofa con el chico que sale desde hace meses, los saludos levantando un poco el mentón, y sin más caigo. 

-Lo siento - Digo levantandome entre risas - Fue solo un mareo.

Iliana me mira preocupada y el chico tambien, yo les sonrió y corro hasta mi habitacion, empiezo a revisar mis cosas, tomo alcohol y una venda, limpio la sangre con lagrimas en los ojos y de verdad que debo dejar de hacer semejante estupidez. 

Tomo la venda, la coloco entre mi muñeca esperando con ansias que la sangre pare, agarro mi cuaderno de poesias y comienzo a escribir: 

"Querido tiempo, quería escribirte en medio de esta presente con el fin de atestar toda la culpa que tienes sobre mi catástrofe, puesto que con esto solo has creado precipicios y me haces querer recurrir a ti como si fueras indispensable cuando en realidad solo sé que indispensable es saber que no te necesito porque eres un limite entre lo que quiero y deseo pero va pues, que más da, así eres.

Tiempo, tú que dices que todo lo curas, que todo lo sanas, que eres el rey de las almas rehabilitadas, ¿Por qué tardas tanto en devolverme los buenos momentos? no sé que supones hacer pero me desesperas y nadie me rescata de esto, ni tu, tu eres tu, un lapso indefinido, ni tan vació ni tan rebosante, solo eres un pedazo de algo que ocupa un poco de mi memoria, que hasta eso ni derecho tienes, pero lo tomas porque así eres.

Pero tiempo, tu que dices que siempre otorgas buenos momentos cuando todo está mal, ¿Por qué te llevas el buen momento cuando justo estoy a punto de aferrarme a el? deberías saber que eso me molesta, me colapsa, siempre que espero pacientemente porque algo bueno pase, pasa y justo cuando estoy a segundos de volver ese buen momento en algo infinito, algo mio, vienes y te lo llevas, miro mi reloj y pienso ¿En que momento se fue? ¡Ay tiempo! me estás enfermando tiempo, pero así eres.

Tiempo, solo te ordeno que me devuelvas todas mis temporadas felices, si tanto dices ser libre y perfecto, no falles y entrégame todo lo que he perdido, deja de alterarme y recordarte de tal manera que me hagas depender de ti.

Tiempo, tu que tanto ofreces pero no das ¿Por qué no eres generoso conmigo y me devuelves un fragmento de mi que se perdió? hazme entender quien soy, llévame a donde quiero ir y no sé, dime que quiero aunque no lo sepa, pero dímelo ya, no me hagas esperar, porque esperar me nubla la mente y cuando todo está nublado, me pierdo y allí está mi catástrofe.

Oh tiempo, si supieras cuantas cosas de mi te has llevado lamentarías el hecho de dar vueltas por el mundo, de jugar a mama dharma y papa karma, me tienes, me sueltas, me dejas, me llevas. ¿Te gusta jugar?, si te gusta jugar, juguemos pero algo mas divertido, por favor que sea a encontrarme. Encontrarme será tu misión porque la mía fue creer en ti sin pensar que en ti podía perderme.

Tiempo, solo responde a mis preguntas y ¡ah! no olvides comunicarte conmigo, no me olvides y hazme ser quien era, solo te pido eso y si no es mucha molestia, no se te ocurra leer esta carta cuando ya sea tarde.

Con mucha decepción y a la vez cariño, tu amiga perdida."

Sonrio al terminar de escribir, y releo en voz alta cuando escucho la voz de Iliana, da un grito que me hace brincar del susto y salgo. Corro hasta ella, y veo que el chico la sostiene entre los brazos.

- ¿Que ha pasado? - Grito alterada y por supuesto nerviosa, nerviosisima, hace años que no me afectaban tanto los nervios, pero debe ser por toda esta locura que me ha pasdo.

- Hay, hay .... Hay demasiada sangre en el piso - Logra decir Iliana y yo la miro con los ojos como platos.

- Lo siento, fui yo - Finalmente digo, y por sus mejillas empiezan a recorrer lagrimas.

- ¿Que hiciste? ¿Que te hiciste? ¿Que tienes debajo... debajo de esa venda? - Apenas termina de formular sus preguntas, mi vista se guia al piso, a las manchas de sangre, y yo, yo no encuentro palabras para decirle que vive con una estupida suicida.

- Iliana - Susurro para mi - Yo - Hago una pequeña pausa- no lo hare más. - Me siento como una niña, como cuando tenia tan solo 13 años y fue la primera vez que prometi no hacer esto más, ahora mirenme he fallado a los que confiaron en mi, y peor aun me he fallado a mi misma.
La observo, y esta muda, quizas procesando mis palabras, pero ya no aguanto la mirada de aquel chico, asi que es mejor huir a mi cueva, y en efecto eso hago.  

Un orgasmo más.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora