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—¿¡Lalisa!?

Nos apartamos la una de la otra casi a una velocidad de película, cosa que no nos sirvió de nada ya que nos habían descubierto. 

Su padre terminó de entrar a la habitación y nos miraba con asombro y disgusto. De pronto me sentí realmente triste, pero cuando vi a Lisa supe que ella se sentía aterrada. 

—Papá, déjame explicarte...  

—Cállate Lalisa ¿crees que puedes explicar algo como eso? —el señor Manoban gritó de pronto interrumpiendo las palabras de Lisa— Señorita Kim, le voy a pedir de favor que se vaya de mi casa tan pronto como le sea posible.  

Me giré hacia Lisa pero ella no me miraba. Sin decir ni una palabra tomé mi mochila y caminé hacia la puerta, pero la voz fuerte y firme del señor Manoban detuvo mis pasos. 

—Jennie. No vuelvas aquí, ni a tener contacto con mi hija. 

Me di vuelta y seguí con mi camino directo hacia la salida de la casa de los Manoban. Apenas crucé la puerta y mis lagrimas llenaban mis rostro empapando mis mejillas. ¿Lo peor? No tenía a Lisa conmigo para consolarme

Esa misma noche traté de comunicarme con Lisa pero no lo conseguí. 

La llamé más de 50 veces, la línea estaba activa pero ella no respondía a mis llamadas. Envié mensajes, muchos, pero tampoco obtenía respuesta suya. 

A la 1:03am del día siguiente me rendí y envíe un ultimo mensaje. 

"Te amo." 

La buscaría en la escuela y hablaríamos, quiera o no. 

***

Después de ese terrible día, Lisa faltó a clases una semana. UNA SEMANA. 

Estaba volviéndome loca, no obtenía ninguna respuesta por parte de ella. 

Chae me ayudó a saber un poco sobre lo que pasaba. Ella pudo visitar a Lisa una noche que sus padres salieron. No me contó mucho, ya que es amiga suya y no mía, pero lo que me dijo me llenó de rabia. 

La siguiente semana vi a Lisa en su casillero sacando sus libros y creí que estaba soñando. Me apresuré para llegar a ella.

—¿Lisa? Ella giró y me dedicó una sonrisa débil. ¿Estás bien?

Su padre la había golpeado en el rostro como castigo. Su ojo y parte de su mejilla obtuvieron una gran marca, los cuales estaban ocultos detrás de esos lentes de sol gigantes que casi cubrían todo su pequeño rostro. 

—Jennie, tenemos que hablar. 

Stars. - Jenlisa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora