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La mañana siguiente desperté desnuda y sola sobre la cama. ¿Dónde había ido Lisa?

La puerta se abrió de golpe asustándome. Era ella pero parece que había corrido un maratón.

—¡Jennie! ¡Muévete, vámonos! 

—¿¡Que pasa!? —pregunté asustada por sus gritos.

— Están abajo... los hombres de mi padre. —recorría toda la habitación guardando sus pertenencias en su mochila y la ropa que me quitó anoche sobre la cama. —¡Ahora Jennie! 

Odiaba que me gritara, lo hacía muy a menudo. Me paré de un salto y empecé a vestirme con la ropa que estaba sobre la cama. Guardé lo que pude en mi pequeña maleta de viaje y me puse los zapatos. Lisa tomo mi mano y me saco casi a rastras de la habitación. 

Bajamos a recepción por las escaleras y salimos por la puerta de atrás. 

—Cuando te diga, quiero que corras al auto. Conduce por la carretera y regresa por el camino de tierra, ahí estaré esperándote. 

—¿Qué? NO. ¿Por que no solo corremos ambas al auto?

—Jennie, tomé algo a escondidas de mi padre, es por eso que nos siguen. Ahora has lo que te digo, yo saldré por enfrente y te veré en aquel camino. —apunto con su dedo un pequeño camino de terracería. —¿de acuerdo?

—¿Le robaste a tu padre?

—Jennie no... solo, ve al auto cuando veas que salí. ¿Puedes hacer solo eso? —la conocía, estaba comenzando a irritarse ¿la culpa? mía. 

—Lo haré. Pero después tendrás que decirme que tomaste. —le arrebaté las llaves del auto de las manos y me colgué la maleta en el hombro. 

Lisa giró sus ojos y volvió a entrar en el motel. Abrió la puerta principal para salir hacia el estacionamiento de enfrente y se giró a verme indicándome que debía correr. Lo hice, corrí lo más rápido que pude hasta el auto, subí en el y arranqué motores. 

8 minutos me tomó regresar a donde me había indicado, pero ella no estaba ahí todavía. Dijo que estaría esperándome ¿Qué pasó?

Entré en pánico y saqué mi celular para llamarla. Uno, dos, tres timbres y la vi correr hacia el auto. Solté mi teléfono celular dejándolo caer al piso y encendí el motor nuevamente sin perder tiempo. 

Lisa prácticamente saltó dentro del auto y pise el acelerador, tomando el camino contrario a donde estaba el motel. 

—¿¡Lisa que hiciste!?

Lisa sacó de su mochila una gargantilla con diamantes incrustados. Creí que me cobraría por tan solo mirarla. 

—Me traje esto conmigo cuando salí de mi casa ayer. —Lisa volvió a guardar la joya en su mochila con cuidado. La miré de reojo sin perder la atención en la carretera— Mi papá se dio cuenta antes de lo que pensé. 

—¿Eso fue lo que le robaste a tu padre?

—No lo robé. Es mío. —se acomodó en el asiento ya que no llevaba puesto el cinturón de seguridad.  — Mi abuela me lo heredó cuando falleció, solo que no podía tocarlo hasta que cumpliera los 20 años. 

Dejé de hacer preguntas sobre la gargantilla, se cuanto le lastimaba hablar de su abuela. La pasó realmente mal cuando ella falleció. No la vi por dos semanas. 

—¿Y? ¿Cuál es el plan? —pregunté curiosa. 

—Sigue el camino, se exactamente donde podemos escondernos. 

El ruido de un motor acercándose a toda velocidad paró nuestra conversación. Nos encontraron de nuevo. 


Stars. - Jenlisa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora