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Guardamos silencio después de esa pelea que tuvimos. Conducimos hasta un motel, ya estábamos muy lejos de Seúl, pero no podíamos continuar así, Lisa no había dormido nada desde ayer.

Pedimos una habitación y al entrar en ella Lisa se desplomó en la cama, yo opté por tomar una ducha antes de dormir.

Al salir del baño me encontré con Lisa recostada de lado, dándome la espalda. ¿Seguiría molesta? Yo ya no, a decir verdad, la extrañaba. 

Me acerqué a la cama y subí en ella de rodillas, toqué la espalda de Lisa y la moví un poco para saber sí estaba dormida. 

—Lisa... —abrió los ojos pero no sin recibí respuesta alguna de su parte. Las luces estaban apagadas pero el baño iluminaba parte de la habitación. —Lisa. 

—Jennie, no quiero seguir discutiendo eso, por favor. —se acomodó boca arriba y puso sus brazos sobre su rostro tapando sus ojos. 

—No vamos a discutir, lo prometo. —quite sus brazos de su cara y al fin pude verla. — ¿Estás molesta aún? —no hizo sonido alguno pero negó con su cabeza, girándola de lado a lado. 

Me acomodé sobre ella, recargando mi cabeza mojada en su pecho, abrazándome con fuerza a su delgado cuerpo. Me importaba una mierda sentirme pesada. Necesitaba de sus abrazos. 

Lisa peinaba mi cabello mojado con sus largos dedos, pero no me hablaba aún. Entonces tuve una idea. Jennie Kim sabía como poner de mal humor a Lalisa Manoban, pero su otro don era saber como ponerla de muy buen humor. 

Deshice a duras penas el abrazo que habíamos formado sobre la cama. Separé sus piernas con mi rodilla para acomodarme entre ellas y subí mis labios a los suyos formando un lento y suave beso. 

Me correspondió y mentalmente di un salto de alegría. Recargue mis manos sobre el colchón, a cada lado de su cabeza para sostener mi peso, mientras subía la intensidad de nuestros besos. 

Busqué sus manos con las mías y enlacé nuestros dedos, poniéndolas justo arriba de su cabeza. Solté sus manos y ella dejó las suyas en el sitio. 

Acaricié su torso con manos temblorosas sin despegar mis labios de los suyos. Adentré mi manos en sus pantalones ajustados, la haría sentir bien.


Stars. - Jenlisa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora