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—¡camina! —ordenó aquel sujeto que le empujo hacia adelante, Alex pudo notar que salían del vehículo en el que se encontraba.

Todo el trayecto tenía temor por su destino, no quería acabar como le habían contado que podría terminar, en un basurero después de ser usado cual mercancía, aún llevaba las esposas y esos sujetos le habían vendado los ojos, no sabía dónde se encontraba, estaba nervioso, las manos le sudaban, sin embargo pese a su situación pudo mantener la compostura de no temblar y mostrarse más vulnerable de lo que ya era.

pudo notar como subían las gradas, mientras a él le agarraban fuertemente de uno de sus brazos para que no pudiese escapar, no le quitaron las vendas, ni las esposas hasta que escuchó que abrían una puerta.

— Ya llegó... —escuchó una voz femenina.

Cuando le quitaron las vendas pudo observar la habitación en la que se encontraba y en ella, frente a él, se hallaban dos mujeres de pie viéndole detenidamente como si lo estuviesen escaneando cada detalle de su cuerpo, las dos mujeres eran ciertamente muy hermosas, una llevaba un bebé en brazos.

No fue hasta que le quitaron las esposas de los pies y las manos, que Alex recobró plenamente la conciencia y se dio cuenta que habían cerrado la habitación con llave, esto lo deprimió en cierto aspecto, al menos se tranquilizó el reducir las probabilidades de terminar en la basura, solo que cambiaba de jaula a una más "cómoda".

— Cómo te llamas chico —habló una de las mujeres, específicamente la que llevaba un bebé.

— Alex... —respondió él.

— muy bien Alex, yo soy Raquel y la que está a mi lado es Anna, bienvenido al Harem de la casa.

— ¿Harem...? —preguntó el pelinegro.

— sí harem, eso somos pequeño omega, nuestra Alfa nos compró y nosotros debemos servirle, supongo que te entrenaron para eso ¿cierto?

El omega la miró un momento y luego desvió la mirada, él en el fondo lo que ansiaba no era servirle a un "Alfa", quizás compartía aquel destino con su madre, pero en su interior él quería ser libre.... aunque fuese por un momento.

— Parece que el nuevo es un iluso.... —cortó Anna al ver las reacciones del omega pero no pudo continuar hablando, pues escuchó perfectamente el sonido de la puerta siendo abierta, y una vez se dieron cuenta observaron a la Alfa estaba en la entrada.

HEMBRA ALFADonde viven las historias. Descúbrelo ahora