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Había sido informada que su nueva compra ya había llegado a la mansión, sin esperarlo rápidamente se dirigió aquel lugar dónde se encontraba esa gran habitación, podía escuchar que estaban hablando pero aquellas conversaciones, según ella banales, eran de su menor interés así que sin previo aviso tomo las llaves y abrió la puerta encontrándose a los tres omegas que estaban en aquella habitación.

— Alfa... — dijo Raquel apenas la vio, ignorándola dirigió directamente su mirada al nuevo del lugar.

Ciertamente era muy apuesto, tenía el pelo moreno, estaba atado en una cola este era liso que parecía cual seda, tampoco era muy bajo era más alto que Raquel y Ana, se notaban sus facciones masculinas pero no eran tan marcadas como un hombre beta corriente, ni tan afeminadas como un omega corriente.

Quería revisarlo más a detalle así que se acercó rápidamente y lo empezó a examinar, empezó tomando su brazo, pudo analizar que era de proporciones delgadas, algo normal siendo que era un Omega, ciertamente en cuanto aspecto la Alfa no se arrepintió de su compra.


Al igual que Jade lo estaba examinando, el omega también lo analizaba a ella, aunque tratándolo de hacer pasar desapercibido, ciertamente apenas la vio entrar sintió esa presencia fuerte e imponente, aunque era muy hermosa, sus largos cabellos rubios caían ordenadamente sobre sus hombros y su mirada lo penetraba cual cuchillo apuntando en su frente, se puso nervioso y sus manos empezaron a sudar cuando la Alfa empezó a tocar ciertas partes de su cuerpo para ver su proporción.

—Está todo en orden — habló finalmente la Alfa cuando se apartó del Omega — quiero que le enseñen como debe comportarse al igual que las reglas del lugar.... 

— Sí Alfa — respondió Raquel agachando la cabeza.

— Eso incluye también enseñarle como complacerme — después de aquellas palabras la tensión en el lugar se hizo presente.

— ¿Qué? — soltó Ana de repente — Alfa no sería mejor que el aprendiera por sí mismo como todas las de aquí.

— No, ustedes llegaron casi juntas, así que yo tuve que entrenarlas, no quiero tomarme la molestia nuevamente de alguien inexperto, así que denle las indicaciones necesarias vendré en las noche.

Una vez dicho eso, nadie en la habitación replicó, Ana dio un suspiro de disgusto y no miró al nuevo, fue directo a su tocador a arreglar su cabellera y su maquillaje, ciertamente esto a ella le parecía una broma de muy mal gusto.

— Ven sígueme — habló entonces Raquel. — No lo tomes tan personal la actitud de Ana si es muy fría contigo, entiéndela no la tuvo fácil.

— Supongo que tu tampoco — Esa respuesta pilló desprevenida a la omega. 

— Sí, supongo que así es... — respondió con un poco de tristeza — pero bueno ahora es aunque sea un poco mejor, te explicaré las normas de aquí, ¿vale?

— Esta bien... 

— Bueno como habrás visto está gran habitación es de nosotros, como verás hay un montón de camas cinco en total, puedes elegir una, aunque las dos de al fondo estamos las dos por ahora, las restantes puedes escoger cualquiera, hay tres baños al fondo a la izquierda, son bastantes grandes así que el espacio sobra —dijo sonriendo Raquel.

—Está bien... — Alex correspondió la sonrisa.

— ¡Ah! aprovecho, ven sígueme —  fueron a un esquina de habitación, tenía cunas cubiertas con cortinas rosadas, en total tres cunas —por ahora el único aquí es Micael... —dijo Raquel dejando la bebé en brazos en la cuna.

— Es muy bonito... — habló Alex

— Sí que lo es, es lo más hermoso que vio mis ojos, lástima que haya nacido omega... quizás si aunque fuera beta hubiese podido salir de aquí.

— Por qué.... dices eso.

— Verás nuestra alfa no nos tiene solamente para complacerla... en realidad ella busca un heredero de su misma clase... 

— qué.... pero que mierda es eso, tu bebé es su hijo ¿no? su primogénito.

— Ella ni siquiera lo ve... es un intento fallido.

— Entonces es igual que los del burdel... una Alfa que se cree superior solo por ser dominante...

— No, no es lo mismo, sí es cierto lo que dices pero no son similares, en mi otro lugar me torturaban y golpeaban, aquí si la complaces y no la molestas en cierto grado te va bien... — dijo lo último con un suspiro — eso me lleva, ahora que mi bebé se durmió, ven te explicaré como complacerla, no queremos que te desprecie en tu primer día.

— Bueno... — Alex respondió con dudas y un poco apenado por lo que iban a empezar a analizar con respecto a complacer a la Alfa. 

HEMBRA ALFADonde viven las historias. Descúbrelo ahora