HEMBRA ALFA

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Jade había gastado una buena cantidad de dinero por aquel muchacho, ciertamente era joven y bonito según su perspectiva de ella, su cabello oscuro y tez clara le gustaron en cierto aspecto, lo miró detenidamente un momento y luego apartó la mirada para buscar al viejo encargado de la subasta.

El pequeño Alex aún tenía la mirada en el piso, al final había terminado como todas las omegas del lugar, siendo entregado a quién sabe, para qué cosa. Esta nervioso y sentía unas inmensas ganas de llorar, aún recordaba como se llevaron a su madre de la misma manera, aún tenía los grilletes en sus brazos, le incomodaban. pero sintió las punzadas de una mirada ajena, que le hizo reemplazar aquella sensación por otra, sin embargo Alex sentía tanto miedo que no era capaz de alzar la vista y darse cuenta quién era la persona que lo observaba.

Si bien la subasta era en cierto un evento "formal" entre la élite, a Jade no le parecía muy beneficioso pues sentía que solo era un mercado para cumplir uno de sus intereses, además de que la mitad de las personas del lugar le causaban cierto desagrado, una vez encontró al encargado se acercó rápidamente para dejar las cosas en orden y largarse.

—Ya se realizó el pago, mi asistente se encargará del recojo yo me retiró —habló apenas el otro la vio.

—Oh! muy bien, le aseguró que no se arrepentirá de la compra.

—Ajá —respondió cortante y se retiró.

Una vez salió de aquel lugar se dirigió a su auto y condujo hasta su casa, al llegar los criados rápidamente la recibieron, le prepararon el baño y le alistaron la ropa, a Jade le gustaba la puntualidad y eficiencia, una vez ya se encontraba cómoda se dirigió a la habitación del Harem con sus dos amantes ahí dentro.

—Ya vino —dijo una de ellas, su nombre era Raquel, su cabello era rojo y tenía la piel de color marrón claro, ojos cafés claros y era la más baja de las dos.

—Pronto vendrá alguien nuevo, quiero que lo preparen como corresponde.