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Un grito en el salon de los tronos recorrió el Palacio de arriba a abajo.

—Dame las noticias—. Exigió el hombre rubio

—Un nuevo Dios ha nacido, su cuerpo fue formado por la espuma marina, sus ojos son dos trozos de esmeralda, su cabello fue trenzado por las mismas Nereidas y en sus mejillas descansan las estrellas—. Recitó Iida, el Dios de la mensajería

—¿Donde le has visto?—. Preguntó Denki, Dios del Rayo y Rey de Dioses

—La isla de Chipre, salió del agua envuelto en bellas flores y perlas

—Convoca a todos, y traelo aquí para explorar la naturaleza de sus poderes, usa la fuerza si es necesario y haz que Sero te acompañe.

Sero, el Dios del Vino. Iida asintió, convencido.

...

—¡Bakugou, Bakugou vamos!—. Gritoneo Kirishima, Dios de los Mares

—¿Cual es tú prisa? ¿Ocurre algo?—. Preguntó Bakugou, Dios de la Guerra saliendo de su palacio

—¡Nació un nuevo Dios! Iida dice que es tan bello como el primer rayo de sol al amanecer.

El rubio rodo los ojos y se llevó la mano a la cintura con fastidio.

—No me interesa el nuevo, ya tengo a alguien por quien vivir, ve sin mi

—No lo entiendes, Denki proclamó una asamble obligatoria, esta vez es serio.

Si era una asamblea obligatoria entonces Shoto -su hermoso amante y Rey del Inframundo- también estaría ahí, pocas veces había oportunidad de que Shoto estuviera en el Olimpo o de que disfrutará con plenitud los rayos del Sol.

—Me convenciste barba percebe, vamos

—¿Es una señal para que me deje la barba?

—Por el Olimpo ni se te ocurra.

Por el camino al palacio principal montones de Dioses menores iban de un lado a otro, lacayos llevaban cantaros de vino fresco; tablas de quesos, carnes y néctar.

A su al rededor, los menores se hacían espacio para dejarlos pasar, ellos eran Dioses mayores y tenían prioridad.

Al llegar a las puertas del Palacio vieron a Uraraka, la Diosa del Hogar llendo de un lado a otro.

—¡Hola, hola, Bakugou saliste de tú palacio!—. Celebró la castaña

—Si, ¿has visto a Shoto?

—Uh, lo vi deambulando por ahí con Aizawa, llegaron juntos hace poco.

Aizawa, quien cuidaba los sueños y traía la luna.

—Gracias, ire a buscarlo

—Entonces no vienes por el nuevo, vienes solo por que él esta aquí—. Canturreo la Diosa con una sonrisa

—Intenta no burlarte mucho o mandaré unos cuantos de mis guardias a deshacer ese bonito jardín que te acaban de regalar.

La castaña bufo y rodó los ojos. Bakugou siguió adelante, hacia la sala de los 13 tronos.

(Nota: realmente son 12 tronos, pero aquí son 13 para encajar en la historia)

Apenas entrando localizó rápidamente a Shoto, quien ya ocupaba su oscuro trono cubierto de huesos y metales preciosos. Su tunica azul danubio encajaba perfecto con su corona de diamantes, llevaba encima una especie de chal cosido con zafiros. A su lado sobre el reposabrasos del trono estaba su yelmo oscuro.

Greek God'sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora