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Los ojos de Izuku se acostumbraron inmediatamente a la luz; el jardín estaba tiernamente decorado con colgantes de flores: margaritas, girasoles, rosas y otras. Unas cuantas sillas con pocos invitados estaban acomodadas a ambos lados del pasillo por donde debía caminar. Al final, Nejire había puesto un bello altar, con un arco dorado decorado con finas telas; velas y flores.

Melissa le sostuvo la mano con firmeza al entregarlo en el altar.

Ahí parado, Izuku miró a los pocos invitados; ninfas, satiros, nereidas y algunos dioses menores con rostros ligeramente incómodos.

Izuku giró su rostro en cuanto vio a Shoto y Touya avanzando por el pasillo, el mayor llevaba una hermosa túnica oscura y una corona de rubíes, parecía tener un gesto de pura tristeza. Al llegar hasta el frente, Touya le tocó débilmente la cabeza.

—Me habría gustado conocerte más, es una pena, cuñado.

Shoto lo miró malamente mientras Touya rodaba los ojos y le entregaba la mano de Izuku.

El peliverde se sintió insulsamente nervioso, sosteniendo la mano de Shoto mientras veían juntos a Katsuki avanzar hacía ellos.

Katsuki venía del brazo de Mina, la Diosa de la primavera, quién dejaba flores creciendo en cada sitio que pisaba, y hacía aparecer bellas mariposas a su al rededor. Al llegar hasta el altar Mina tomó de las mejillas al rubio y se estiró para darle un beso en la mejilla.

—Ojalá Kirishima estuviera aquí.

El rubio asintió y le devolvió el beso a la joven, para después tomar las manos libres de Shoto e Izuku.

—Estamos aquí reunidos para celebrar una unión de tres vidas, las Moiras han tejido un sudario donde tres hilos de oro se han unido... Y esos tres hilos de oro han tomado la decisión de sellar sus vidas en matrimonio.

Un cofrecillo nacarado floto frente a Izuku, y cuando la tapa se abrió vio 6 anillos; dos de ellos tenían incrustaciones seguidas de rubíes, los siguientes dos tenían unos hermosos zafiros de corte imperio mientras que los restantes tenían una pequeña esmeralda con tallado libre.

Izuku tomó los anillos de esmeralda.

—Yo, Izuku, Dios del Amor y la Belleza, los tomo a ustedes Shoto y Katsuki en sagrado matrimonio, para amarlos con perfectos y desperfectos, para apoyarlos en buenas y malas circunstancias, para tomar sus manos de aquí hasta el final de los días.

Izuku puso los anillos en cada mano derecha de sus prometidos.

—Yo, Shoto, Dios del Inframundo, los tomo a ustedes Katsuki e Izuku para sostener sus vidas en mis manos, para cuidar de sus corazones y luchar por su bienestar en cada paso que demos.

Shoto tomó los anillos, y le puso uno a Katsuki y uno a Izuku.

—Yo, Katsuki, Dios de la Guerra, los tomó a ustedes Izuku y Shoto para defender sus almas y guardar sus corazones, para defender sus vidas incluso a costa de la mía, para que la llama de nuestras almas arda hasta los confines del tiempo.

Izuku casi saltaba cuando Katsuki puso los anillos restantes, se miró las manos y un sonrojo le recorrió el rostro.

No escuchó el resto de la ceremonia, ni siquiera cuando los testigos dieron sus votos de Fé, estaba increíblemente turbado y con la mirada perdida en algún punto lejano.

—Yo declaro esta unión cerrada.

¿Se había terminado? Los pocos invitados aplaudieron y lanzaron arroz y otros tipos de granos. Izuku se sostuvo a Shoto con fuerza, asimilandolo; ahora estaba casado.

Greek God'sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora