1 - Feitan

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Esto es para la semana que viene. Si puede ser antes del miécoles, maravilloso. Aunque, pensándolo mejor... traedmelo todos el lunes.✝

Decía el profesor mientras, caminando entre las hileras de mesas, repartía a cada alumno una hoja con rebuscados problemas matemáticos. Aquel fin de semana habría un concierto de Skillet, y la fama del grupo combinada con que la entrada sería absurdamente barata solo tenía un resultado posible: miles y miles de personas dispuestas a darlo todo en una fiesta
que pondría la ciudad patas arriba.

Y Jorge, el amargado matemático que utilizaba su título de profesor para hacerle la vida imposible a todo joven que pillara por banda, lo sabía muy bien. Y no dudaría en hacer todo lo que estuviera en su mano para que
sus alumnos tuvieran que pasarse el sábado y el domingo encerrados en sus cuartos con la única compañia de los libros y la calculadora.

¿Once problemas de estos? ¿en tan poco tiempo? Es una locura

Se quejó Javier. Era un chico brillante y, pese a sus 16 años, no era muy difícil saber que su futuro sería prometedor. Por eso, aunque le gustaba divertirse como al que más, se preocupaba por sus estudios y para él, a diferencia de para el noventa por ciento de la clase, pasar de Jorge y no hacer los deberes no era una opción, pues sabía perfectamente que eso sería la excusa perfecta para recortarle un punto a su nota por "actitud negativa"

✝ ¿Once? Por favor, Javier, ¿Por quien me tomas? Dale la vuelta a la hoja: hay veintidos.

Respondió el retorcido docente con un tono a mitad de caballo entre lo sarcástico y lo burlón. Una oleada de quejidos y súplicas se levantó entonces, ocupando hasta el último rincón del aula: música para los oídos de Jorge, que se pondría a dar saltos de diversión si fuera veinte años más joven y sus huesos se lo permitieran.

Al sonar el timbre en señal de que la clase había finalizado, todos fueron saliendo en grupos de dos o tres, la mayoría con una expresión en la cara como si acabaran de ver a alguien agarrar una mierda de perro con la mano desnuda.
Todos menos uno. Uno de los muchachos no se movió de su pupitre. Tenía el pelo rubio oscuro y rizado, bastante estético, los ojos castaños y un notable sobrepeso.

El chico sacó una novela de entre los libros de texto de su mochila y, sin levantarse del sitio, comenzó a leer a la espera de la próxima clase. Pero antes de que pasara un solo minuto, pudo escuchar los pasos de varias personas que volvían a entrar al aula.

✝ ¿Qué lees, Feitan?

Dijo, fingiendo curiosidad, Javier. Una chispa de furia se encendió en Feit. Todo el mundo sabía que no le gustaba que le llamaran por su nombre completo por los malos recuerdos que eso le traía. Y sin embargo, ese cabrón lo hacía una y otra vez, aprovechando cualquier oportunidad que tuviera para hacerlo.

✝ Mejor di Feit, si no es mucho pedir

Respondió Feit disimulando su molestia con la habilidad del mejor de los actores. Alguno de los acompañantes de Javier no pudo disimular una pequeña y sutil risita, mientras los otros permanecían en silencio, con una maliciosa sonrisa en los labios, a la espeta de que Javier siguiera con sus burlas.

Es verdad, tío. Lo siento. Siempre me lo dices y siempre se me olvida. Quizá si leyera tanto como tu tendría mejor memoria. ¿me dejas ese libro?✝

Preguntó Javier aún en tono de burla tendiendo una mano hacia Feit.

No creo que te guste

Se limitó a responder Feit. Sin previo aviso, Javier le pegó un fuerte manotazo hacia abajo a la novela, arrancándola de manos de Feit. El libro hizo un escandaloso ruido sordo al estamparse contra el suelo, y sin dejar que pasara apenas un segundo, uno de los amigos de Javier lo pateó con todas sus ganas, haciendo que se estrellara contra una de las paredes y que las hojas por las que estaba abierto se desgarraran.

Alas Rotas ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora