10 - Unkas

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Con el paso de las horas, las zonas por las que avanzaban se habían ido volviendo cada vez más salvajes. Ya no había caminos entre los árboles ni restos de actividad humana; En definitiva, cada vez se adentraban más hacia lugares dejados de la mano de Dios y en los que que no había más que densa vegetación y formaciones rocosas.

Feit ya era perfectamente capaz de caminar, y notaba la cabeza casi totalmente despejada y fresca, mientras que Ana articulaba alguna que otra palabra esporádica y entreabría los ojos de vez en cuando, señal de que pronto recobraría el sentido.

Feit consideró que ya estaba lo suficientemente espabilado como para plantearle a su acompañante todas las preguntas que tenía en mente.

✝Ya que nos has salvado, me gustaría saber al menos como te llamas.✝

Dijo para empezar la conversación de manera que no pareciera una especie de interrogatorio.

✝Me llamaron Cheeta, aunque no es un nombre que me guste demasiado. Hubiera preferido William, o Peter. Pero es lo que hay.✝

✝¿Como sabías mi nombre la primera vez que nos vimos en la cafetería del hospital, Cheeta?✝

✝Eso no te lo puedo decir todavía. Y no preguntes por qué, por que las razones tampoco te las puedo decir.✝

Escuchar esto resultó bastante frustante. Si aquel tipo que se hacía llamar Cheeta no soltaba prenda sobre aquello, era bastante probable que pasara exactamente lo mismo con todas las preguntas que tenía pensado hacerle.

✝Pero no te preocupes, Feitan. Pronto llegaremos a un lugar donde podremos descansar un poco antes de seguir nuestro camino. Allí te respondere a casi todo lo que quieres saber: a donde vamos, quien te persigue y por que, qué es la criatura que llevas en tu interior, ese tipo de cosas. Pero no preguntes más acerca de mí, así nos ahorraras tiempo a ambos. Mi identidad es irrelevante.✝

Feit sintió el impulso de responder, pero no lo hizo. No le convencía del todo la idea de tener que esperar aún más para salir de dudas, pero menos da una piedra. "Mejor no forzar la situación, haré las cosas a su ritmo." Pensó.

"y ya que él no me dirá nada por el momento... Dénesis, ¿estás ahí?"

"Siempre estoy."

"¿No crees que va siendo hora de que me digas tú mismo qué eres?"

"Vamos, Feit... no adelantes acontecimientos. Con lo interesante que se está poniendo la cosa..."

En medio de su frustración con Dénesis por su juguetona actitud en una situación tan compleja y seria, Feit pudo notar algo que le había pasado desapercibido hasta entonces.

"Oye, Dénesis. ¿Cómo es que en nuestras últimas conversaciones has empezado a llamarme Feit en vez de Feitan?"

"Por que tú lo prefieres así."

"Si. Pero tú no tendrías por qué saberlo, ni yo ni nadie te lo ha dicho nunca."

"Ay, mi ingenuo e inocente humano. Tu mente, con todos tus recuerdos, es como un libro abierto para mí. De todos modos, me sorprende que te afectara tanto como para crearte un trauma con tu nombre lo que le ocurrió a..."

"Cállate. No hablaré del tema. No quiero oir nada respecto a eso."

Mientras mantenía su diálogo mental con Dénesis a la vez que seguía ciegamente los pasos de Cheeta, llegaron a un pequeño claro en el bosque, donde no había árboles. Solo un manto de hojas secas cubriendo el terreno, y en el centro, lo que parecía una especie de caseta deteriorada y a punto de venirse abajo, completamente hecha de madera.

Alas Rotas ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora