9 - Sharp

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No sería una exageración decir que fue el despertar más lento y aletargado de toda su vida.
Era una de las características de la droga que usaban en aquel tipo de dardo: aún después de que la víctima volvía a abrir los ojos tras las varias horas de sueño inducido por la potente sustancia, tardaría bastante en volver a estar fresco y espabilado. Algo así como una resaca.

Así, pese a tener los ojos ya abiertos y sentir todo lo que ocurría a su alrededor, Feit tardó varios segundos en darse cuenta de que estaba en movimiento. Sobresaltado, miró a su alrededor, y volvio a necesitar un poco de tiempo para que su entorpecido cerebro asimilara lo que estaba ocurriendo.

Allí estaba el pelirrojo del sombrero de nuevo, caminando bajo el manto de la noche por una zona totalmente boscosa y salvaje, cargando con Ana y con él, uno a cada hombro. Como si fueran sacos de patatas.

✝Eh, oye...✝

Dijo una vez que su mente ya estaba lo suficientemente estable como para articular unas cuantas palabras seguidas.

✝No esperaba que despertaras tan rápido. Buenos días, Feitan. No, buenos días no: buenas noches, por que es de noche. Aunque claro, te acabas de despertar, así que tendría que ser buenos días...✝

Respondió el extraño hombre sin dejar de caminar. Feit cayó entonces en la cuenta de que si no estaba capturado por los mafiosos, significaba que aquel tipo realmente les había salvado. "¿Y se supone que debo mi libertad a un tío que se preocupa de la cantidad de mermelada que hay que ponerle al pan y de cómo me tiene que dar los buenos días? Madre mía..." Pensaba mientras seguía su camino cómodamente llevado a hombros. El poco orgullo que tenía le pedía a gritos decirle que le dejara caminar solo, que podía mantenerse en pie. Pero en el fondo sabía que perdería el equilibrio antes de dar cinco míseros pasos.

El haber sido rescatado en cierto modo le tranquilizaba... hasta que, punzante y repentino como un flechazo, le llegó un pensamiento que le puso el corazón en un puño.

✝¿Por qué no está Ana caminando por si sola? No me digas que la han matado, por favor, le prometí qu...✝

✝Tranquilo, tranquilo... está viva. Lo que pasa es que recibió por error uno de los dardazos que iban dirigidos a mí.✝

Respondió el pelirrojo con el mismo tono que un padre usa para calmar a su hijo.

✝Entonces, ¿a tí también te querían atrapar?✝

✝No creo que supieran ni quien soy. Pero cuando les ataqué, cada uno se defendió con lo que tenía a mano, claro. No se iban a quedar quietecitos esperando su turno de recibir una soba.✝

La mera idea de que un solo hombre pudiera deshacerse de casi diez enemigos con armas de fuego era de por si ridícula, pero si ambos estaban junto a él y no en garras de aquellos hombres de negro significaba que forzosamente era verdad.

Una brisa cálida y agradable, que hacía parecer la noche como una soleada mañana de verano, había empezado a soplar entre los árboles. Eso y el hecho de que Ana estuviera fuera de peligro provocaban en Feit una extraña comodidad. No sabía nada acerca de quien los llevaba, ni hacia donde iban, pero tampoco tenía intención alguna de saberlo en aquel momento. Los últimos días habían ocurrido demasiadas cosas y había experimentado demasiadas emociones fuertes que habían irrumpido en su monótona vida demasiado rápido. Necesitaba un buen descanso. Definitivamente, no preguntaría nada por el momento. No hasta pasadas unas cuantas horas.

****

Eran más de las dos de la madrugada.

En un amplio salón decorado con mobilario caro y moderno, una mujer sentada en un sofá observaba, con la mirada perdida, la pantalla apagada de un televisor.
Pudo escuchar a su espalda unos cuidadosos pasos antes de sentir que alguien le daba un suave masaje en los hombros.

Alas Rotas ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora