14 de junio de 1942

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Querido diario:

El pasado viernes me levanté muy temprano, tenía mucha curiosidad de ver lo que mi familia me había preparado para mí cumpleaños. A las 7 fui a ver a papá y a mamá, y pude, por fin, abrir mis regalos en la sala. Todo fue muy hermoso, los adornos fueron perfectos y hubo varios invitados. Recibí muchos regalos: golosinas, libros, flores, juegos .... Pero lo mejor de todo fuiste tú. Tú, pequeño diario, me darás la oportunidad de contar mis secretos y mis pensamientos y sentir qué soy escritora. 

Debo decirte que, a pesar de que tengo mis padres, una hermana, muchos compañeros de escuela, uno que otro admirador y varios tíos, estoy sola, porque no cuento con una verdadera amiga, con una amiga íntima en quien pueda confiar ciegamente. 

No me falta nada aparentemente, salvo la amiga. Con mis compañeras, solo puedo divertirme y nada más. Nunca llegó a hablar con ellas más que de cosas tontas, hasta con una de amigas, porque nos es imposible hacernos más íntimas; ahí es la dificultad: la falta de confianza es mi verdadero defecto. Pero tu llegada resolverá mi problema, tú serás la personificación de esa amiga qué tanta falta me hace; tu nombre será Kitty 

       Hasta pronto

       Tuya Ana 

El diario de Ana FrankDonde viven las historias. Descúbrelo ahora