22 de diciembre de 1942

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Querida Kitty:

Hoy, querida amiga, estoy escribiendo en la oficina del frente, y puedo mirar afuera por la rendija de la espesa cortina. Aunque en la oscuridad tengo todavía bastante luz para escribirte.

Resulta extraño ver pasar a la gente.
Me parece que todos tienen prisa y que a cada instante van a chocar con sus propios pies. En cuanto a los ciclistas, a la velocidad a la que van ni siquiera llegó a distinguir sus caras.
Las gentes de este barrio no son bonitas, especialmente los niños, que están muy sucios: no los tocaría sino con pinzas.
Sin embargo, me siento como una traidora. Espío por una rendija de la ventana la miseria ajena: hay niños viviendo en las calles y judíos con caras tristes; mientras, nosotros nos encontramos aquí escondidos, temerosos hasta del menor ruido. Los estamos traicionando y yo observo su desgracia desde mi elevada y oculta ventana
       Ana

El diario de Ana FrankDonde viven las historias. Descúbrelo ahora